A 25 años de la Sociedad Cultural José Martí, se impone hoy dar la batalla cultural en todos los ámbitos, en todos los escenarios donde se nos hace la guerra mayor: la de pensamiento
No hay dudas de que el drama que vivimos es terrible. Y dentro de esa gran crisis muestra su rostro la guerra cultural, principal arma utilizada para destruir los pueblos, enajenar las personas, convertirlas en seres sin criterio, sin pensamiento, en esclavos. Fracturar las identidades de los pueblos, sembrar la desmemoria, banalizar la vida humana; hacen parte de esa guerra feroz y hegemónica del capitalismo.
Es preciso crear una nueva hegemonía, dar la batalla contra los valores enajenantes del capitalismo, defender nuestra cultura e identidad. Ante la imposición del egoísmo, levantemos el estandarte del humanismo; ante la exaltación de lo material, posicionemos los valores que nos hacen ser mejores personas, que elevan nuestra condición humana; ante las prácticas devastadoras de nuestra cultura, sembremos ideas, sembremos conciencia. Andemos como José Martí, con el remo de proa, en un momento histórico desafiante y muy peligroso, que exige de nosotros una estrategia cultural que haga prevalecer los valores de un sistema alternativo al capitalismo; que lo defina la igualdad entre las personas, la justicia social y, como quería el Maestro refiriéndose a Cuba en aquel discurso de Tampa conocido por Con todos, y para el bien de todos; el culto a la dignidad plena de los seres humanos.
Luego, frente al consenso de Washington, portador de esas políticas neoliberales, imperialistas, repletas de vendas para los ojos y las mentes humanas, plan del enemigo; asumamos categóricamente el consenso de Nuestra América. Plan contra plan para salvaguardar la cultura que nos da vida, fuerzas para soñar, armas para luchar. Es preciso dar esa batalla cultural en un mundo cada día más dominado por el consumismo que lleva a la colonización, a la superficialidad y al empobrecimiento espiritual de los seres humanos. Crear un frente de pensamiento que sea movilizador de la intelectualidad revolucionaria y capaz de generar los contenidos descolonizadores; es vital. Salvar la cultura; eso ha de ser siempre lo primero, así nos enseñó Fidel, porque estaba convencido, como lo estuvo Martí, del valor de la cultura; para elevarnos sobre lo común de la naturaleza humana, y emanciparnos, ser plenamente libres.
Hace 25 años, ante los desafíos de entonces, que no difieren de los que hoy con más fuerza tenemos, un grupo de intelectuales revolucionarios y convencidos de la fuerza de las ideas crean un frente común cultural; con profunda raíz martiana, para movilizar voluntades y, precisamente, sembrar ideas, sembrar conciencia. Encabezados por Armando Hart Dávalos se unieron junto a él, porque era indispensable ante los desafíos ideológicos de aquella hora crucial, destacados defensores de la cultura como Cintio Vitier, Roberto Fernández Retamar, Eusebio Leal, Abel Prieto Jiménez, Enrique Ubieta y Carlos Martí. Ese frente de pensamiento, esa nube de ideas, esa necesidad histórica es la Sociedad Cultural José Martí, que arriba a su aniversario refrendando sus principios fundacionales y adecuándose a los códigos de hoy, para dar esa batalla cultural en todos los ámbitos, en todos los escenarios donde se nos hace la guerra mayor: la de pensamiento.
Y es que ante el drama terrible que vivimos, como hicieron sus fundadores, sigue siendo esencial asirnos al pensamiento de Martí, a sus ideas emancipadoras y descolonizadoras. Como expuse en una ocasión; en relación a la utilidad de la martianidad; muchos son los que han entendido, desde su condición humana, este destello de amor; muchos son los que se han elevado sobre lo común de la naturaleza humana y han elegido el camino del Maestro; el de la utilidad de la virtud, el de su suerte echada con los pobres de la tierra, el de su preferencia por el arroyo de la sierra más que por el mar. Y es esa elección desafiante en tiempos de crisis humanística la que tiene extraordinario valor; la que salva, redime, nos cubre cual velo protector ante la desesperanza y el egoísmo. Creo que ahí está también el misterio que cabalga junto a nosotros y nos ayuda a vencer, nos llena de luz en medio de la oscura realidad, nos hace vibrar de emociones que quizás no podamos describir, pero sabemos que existen, son una especie de enlaces imaginarios y perpetuos que van tejiendo el alma de la patria.
A 25 años de fundada la Sociedad Cultural José Martí, ante tantos desafíos, mirando al futuro desde un pasado aleccionador y en un presente convulso, donde enfrentamos una pandemia que parece no tener fin y a lo interno de Cuba seguimos avanzando en la construcción de nuestro socialismo, resistiendo la amenaza y la agresión criminal del imperio estadounidense, que a toda costa quiere derrocar la Revolución Cubana; nos volvemos a preguntar, ¿qué debemos hacer?; y volvemos a encontrar la respuesta en la palabra de Fidel: «Frente a las armas sofisticadas y destructoras con que quieren amedrentarnos y someternos a un orden económico y social mundial injusto, irracional e insostenible: ¡Sembrar ideas! ¡Sembrar ideas! ¡Y sembrar ideas! ¡Sembrar conciencia! ¡Sembrar conciencia! ¡Y sembrar conciencia!».1
[1]Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro en la clausura de la Primera Conferencia Internacional Por el Equilibrio del Mundo el 29 de enero de 2003.