Transcripción del diálogo del encuentro virtual internacional “Periodistas en resistencia. Medios, poder y contrapoder en América Latina”, celebrado el 10 de marzo de 2021, durante la Jornada por el Día de la Prensa Cubana, y en el cual participaron Paula Companioni, Javier Tolcachier y Leonel Herrera. Moderado por Rosa Miriam Elizalde.


 

Rosa M. Elizalde: Bienvenidos a la Unión de Periodistas de Cuba. El Capítulo Cubano de la Red en Defensa de la Humanidad y la UPEC han organizado este panel titulado: “Periodistas en resistencia. Medios, poder y contrapoder en América Latina”, un título muy abarcador para una hora de transmisión. Quiero comentarles que estamos por todos nuestros canales en las redes sociales.

Tardaríamos años para poder esbozar algunas ideas claras del qué hacer, esa gran pregunta leninista, y tanto como tratar el diagnóstico de los gravísimos problemas del periodismo en la región. Mis invitados coincidirán que a los problemas históricos de la prensa contrahegemónica, se suma una revolución sociotecnológica intervenida por visiones del mundo, por concepciones, por puntos de vista, por medidas de valor muy semejantes, que consagran la economía del mercado, la rentabilidad, el lucro, y esos mantras de la era digital que de manera obsesiva y neurótica nos imponen. Hay una variedad enorme de contenidos en circulación en todas partes, muchos de izquierda y contrahegemónicos, pero desgraciadamente las interpretaciones que presiden la elaboración y la divulgación de esos contenidos son muy parecidas y usualmente son de derecha; hay una prevalencia desmesurada de valores como el individualismo, la competencia, el éxito.

Y por otra parte, hemos discutido mucho acá que nuestra región es la más dependiente en términos de circulación de datos y contenidos en el mundo; por ejemplo, ocho de los nueva cables submarinos que unen América del Sur con Europa pasan por Estados Unidos. Algunos expertos han comentado que, aproximadamente, el noventa y nueve por ciento del tráfico de Internet desde Sudamérica es controlado desde Washington, y fundamentalmente pasa por el llamado NAP de las Américas, que está en Miami, por tanto, es muy asimétrico el poder en los medios y en las plataformas sociales. Sin embargo, no estamos inertes en la región, por eso hemos invitado a tres compañeros periodistas que están batallando contra todos estos monstruos, ellos vienen de Colombia, de Argentina y de El Salvador, permítanme presentarlos.

Tenemos acá, desde Colombia, a Paula Companioni, ella es periodista graduada en la Universidad de La Habana, comunicadora popular formada en el Centro Martin Luther King de La Habana, actualmente es editora de la Agencia de Comunicación de los Pueblos “Colombia Informa”, ha trabajado la comunicación popular en comunidades en Cuba, Colombia y Venezuela, fue fundadora y coordinadora del Espacio Feminista Berta Cáceres, adjunto al Instituto de Filosofía de Cuba, y formó parte del Capítulo Cuba de la Marcha Mundial de Mujeres; también participó como investigadora del Grupo América Latina, Filosofía Social y Axiología, y ha sido periodista para “La Jiribilla”, “Desinformémonos”, “Contexto Latinoamericano” y “Correo del ALBA”.

También nos acompaña desde Argentina Javier Tolcachier, investigador en el Centro Mundial de Estudios Humanistas, es columnista, coeditor y cofundador de la agencia internacional de noticias con óptica de paz y no violencia “Pressenza”, participa activamente en el foro de comunicación para la integración de nuestra América, en la iniciativa latinoamericano-caribeña  para una Internet ciudadana en la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación, e integra la Red de Intelectuales, Artistas y  Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad, Capítulo Argentina, milita en el Movimiento Humanista desde hace cuatro décadas, y vive en Córdoba, Argentina, su ciudad natal.

Desde El Salvador viene Leonel Herrera, un amigo periodista y comunicador que ha trabajado en medio alternativos y organizaciones sociales, actualmente trabaja en la Asociación de Radiodifusión Participativa de El Salvador (ARPAS) como director ejecutivo, y también preside la junta directiva de la Asociación de la Comunicación y Educación Popular (ALER).

Es un panel  de lujo. Hechas estas presentaciones les propongo, Paula, que comiences. Hemos hablado ya antes de cómo va a ser el debate. Queremos tener al menos tres rondas de conversación, pero nos interesa por supuesto, partir de las experiencias de cada uno de ustedes en el ejercicio de nuestra profesión, y en particular cuáles son a juicio de ustedes las claves para ejercer un periodismo que resista a las embestidas de la derecha de siempre, pero que también resista esta maquinaria que organiza a la derecha global a la velocidad de un clic.

Paula Companioni: Hola, muy buenos días, y pues muy honrada de estar en este panel con la Unión de Periodistas de Cuba, que es mi alma mater, y con la Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad, muchas gracias por la invitación a nombre mío y a nombre de la Agencia de Comunicación “Colombia Informa”.

Cuando leía como las palabras claves del debate de “Periodismo y Resistencia” pues nos cuestionábamos, porque uno se imagina la resistencia como estar ahí en la foto precisa de, pues el militar y uno ahí con la cámara tirándole la foto. Hay un lema que reza “Resistir no es aguantar”, y desde ahí yo me imagino la resistencia, no aguantar solamente la arremetida ahí como, pues heroicamente, que eso tiene un punto final, sino aguantar visto como la forma de construcción de otros modos de pensarse la comunicación, de otras formas de hacer la comunicación, de pensarnos matrices editoriales que también piensen un por qué político de la comunicación diferente, que construya poder popular, que construya representatividad de todos los sectores sociales que también están resistiendo, que también están aguantando a lo largo y ancho de nuestro continente, y eso desde el hacer comunicativo que nosotros y nosotras en “Colombia Informa”, como les decía, es pensarnos otra forma de entender la comunicación desde los puntos de vista editoriales, desde los puntos de vista también de las relaciones sociales que se dan hacia lo internos de nosotros y nosotras como espacio de comunicación, y desde los puntos de vista de dónde entendemos a los sujetos y a las sujetas que narran las diferentes historias y su resistencia. Estar ahí, estar en las comunidades no solamente narrando como periodistas que somos dioses y podemos contar todo lo que hace la gente, sino que la gente misma tenga la posibilidad de contar, de contarse, de contar su lucha, de contar su resistencia, y de contar también cómo la está viviendo.

Pues yo por aquí iría cerrando lo que nosotros nos pensamos cómo puede ser la resistencia comunicativa desde un país que lleva más de sesenta años de conflicto armado, y bueno, también dar la noticia de que hoy nos levantamos con la triste posibilidad de que haya catorce menores de edad muertos en un bombardeo de las fuerzas militares en el Guaviare, hacia el suroccidente colombiano, entonces desde ahí, desde contar eso, con esa realidad es que resistimos y es que nos pensamos una comunicación que incluya, que incluya los puntos de vista de esos catorce menores de edad que probablemente fueron asesinados mientras el ejército está diciendo que no, que era una maquinaria de guerra y que realmente no eran, no merecían que se les respetara ni su vida ni su derecho internacional humanitario; entonces pasaría la palabra a los otros compañeros para respetar los cinco minutos de intervención.

Rosa M. Elizalde: Gracias, Paula. Podemos seguir el hilo de esta reflexión, resistencia no es aguantar, es lucha.

Javier Tolcachier: Gracias, Rosa Miriam. Y bueno, también muy honrado, muy contento, de estar aquí con ustedes, pero debo confesar que estoy un poco avergonzado, avergonzado de hablarle al periodismo cubano de resistencia, o sea, más de seis décadas resistiendo agresiones, bloqueos, en términos objetivos, pero también una demonización en el relato periodístico y comunicacional permanente. ¿Qué podemos hablar nosotros de resistencia frente a eso?, pero bueno, también doblemente avergonzado, diría, como comunicador novato ante seguramente colegas que tienen tanta experiencia, digamos, en este campo, ¿no?, pero bueno, a lo nuestro.

Como ustedes saben, nosotros hemos salido en Argentina de un período nefasto, neoliberal, de una dictadura del gran capital en el gobierno Macri, y para el periodismo eso significó limpieza ideológica, o sea, revisión de los perfiles en redes sociales para ver si uno podía trabajar o no en determinados lugares, despidos, censura, prohibición de investigar, por ejemplo, en una ley de blanqueo de capitales, espionaje masivo cuando la Cumbre del G-20 y de la Organización Mundial del Comercio en Buenos Aires, el sector comunitario fue asfixiado económicamente por la falta de pautas y programas de fomento.

Macri posibilitó, además, la fusión entre los grandes conglomerados de medios con los servicios de telefonía e Internet, lo que hizo que se construyera un bloque monopólico muy difícil.

Por otro lado, esto hizo que los comunicadores populares, los comunicadores contrahegemónicos, construyeran un bloque de resistencia muy fuerte, se reactivó un gran movimiento, digamos, llamado “Coalición por una Comunicación Democrática”, que fue fundamental en el Gobierno de Cristina Fernández para lograr una ley de servicios de comunicación audiovisual en el 2009. Este gran movimiento de comunicación contrahegemónica logró construir desde la base social un relato, digamos, de unidad en la diversidad, me parece que esto fue fundamental para la derrota de Macri en el 2019. Ese relato que construimos de dejar de lado las diferencias que existen en en el campo nacional y popular o en el campo de las izquierdas fueron dejadas de lado para construir un relato de unidad que permitió derrotar al gran poder, al blindaje mediático que tenía el macrismo, a la alianza del macrismo no solamente con sectores nacionales sino con sectores internacionales.

Brevemente quiero también, como nosotros somos una agencia de noticias internacional, y particularmente yo estoy muy activo en el campo de lo regional, quería significar cuál fue nuestra acción, ya que este ascenso, digamos, este Gobierno de Macri estaba incluido en un ascenso generalizado de las derechas en la región, por supuesto, como sabemos, fomentado desde el Departamento de Estado de los Estados Unidos, desde Washington, desde sus agencias, desde sus cuerpos fantasmas como el Grupo de Lima, como, digamos, la ficción de ProSur, en la destrucción de los organismos de integración regional como CELAC, UNASUR, el ALBA-TCP, en la agresión permanente contra Cuba, contra Venezuela, contra todos los gobiernos progresistas, a partir de la persecución judicial.

Nosotros, digamos, en todos los casos hemos denunciado, hemos esclarecido sobre todos estos asuntos, nos hemos solidarizado muy fuertemente con los gobiernos progresistas y de izquierda; también creo que hemos tenido un papel interesante en abrir, en romper el cerco informativo del golpismo en Bolivia a través de ir, digamos de la conexión directa con nuestros compañeros y de ir pasando sus mensajes, sus reclamos, sus denuncias, digamos, frente al bloqueo mediático internacional; lo mismo en la actualidad, digamos, ante el gobierno fascista de Brasil, que en realidad es una dictadura militar disfrazada, y celebramos, digamos, el anuncio, digamos, al menos parcial, del desbloqueo a Lula, de la libertad para Lula.

Nuestra estrategia ha sido la de fortalecer tejidos comunicacionales regionales e internacionales para desafiar la mediática hegemónica, pero sobre todo para contrarrestar lo que creemos que es un tiempo de fragmentación, un tiempo de divisionismo, que es la estrategia del imperio para impedir, digamos, que nosotros podamos comunicar, digamos, otras verdades, otras alternativas.

Por último, hemos trabajado fuertemente, hemos colaborado en la construcción de un espacio latinoamericano-caribeño denominado “Internet Ciudadana”, que justamente se enfoca en la lucha por la democratización de Internet y para hacer frente a esta telaraña de los nuevos medios y redes digitales que operan para reinventar una vez más al sistema capitalista.

Rosa M. Elizalde: Muchísimas gracias, Javier. Bueno, Leonel, tu turno, nos encantaría saber cuáles son las claves de resistencia desde El Salvador, desde los proyectos en los que tú estás trabajando ahora.

Leonel Herrera: Muchas gracias nuevamente por la invitación a este conversatorio de la Unión de Periodistas de Cuba, un saludo a quienes participan acá en la mesa y a quienes nos siguen a través de las plataformas por las que se transmite este foro.

Yo represento a ARPAS, que es una coordinadora nacional de medios comunitarios en El Salvador, que hacemos un trabajo de periodismo muy vinculado a las luchas de las comunidades, de las organizaciones populares, y también represento a ALER, que es una coordinadora latinoamericana de medios populares, comunitarios, educativos, que tenemos presencia en diecisiete países de América Latina, entonces desde esa perspectiva digamos doble, de ARPAS y ALER, una perspectiva nacional salvadoreña y latinoamericana es que voy a plantear algunas ideas.

Quisiera en estos primeros cinco minutos rápidamente comentar sobre los que considero los principales obstáculos para el periodismo alternativo, comunitario, en nuestros países y en la región.

En primer lugar creo yo que es la prevalencia de modelos mediáticos corporativos, concentrados, que están en pocas manos, grupos empresariales, que están al servicio de las élites neoliberales, oligárquicas, que dominan en la mayoría de nuestros países. Estos modelos de medios excluyen a los medios comunitarios, inclusive a los medios públicos, y este esquema concentrado también de los medios tradicionales también se repite a nivel global con las plataformas y las redes sociales, cuatro, cinco, seis corporaciones globales, controlan las redes y las plataformas digitales; recientemente nos hemos adherido a un pronunciamiento de varias organizaciones hacia el Secretario General de la ONU para reclamar por la intención de crear un espacio de gobernanza digital, que estaría justamente influenciado por estas corporaciones globales,  Google, Facebook, Twitter; entonces ese es un primer problema, la concentración mediática y la exclusión de los medios comunitarios y públicos.

El segundo problema tiene que ver con el predominio de una visión de un periodismo objetivo, imparcial, neutral, que domina en la mayoría de medios de comunicación tradicionales, y que incluso a veces permea de alguna manera en algunos medios alternativos, esta perspectiva que no es cierta,  los medios detrás del discurso de la objetividad y la imparcialidad esconden posturas parciales en defensa de intereses corporativos, en defensa de intereses hegemónicos, que no son los intereses de nuestros pueblos, de nuestra gente, y es una visión que incluso en términos teóricos la desmienten las mismas vacas sagradas del periodismo liberal, por ejemplo, Joseph Pulitzer, que se le considera el fundador del periodismo estadounidense, decía que el periodismo tenía tres funciones: defender la democracia, denunciar las injusticias y combatir a los demagogos, en ese planteo no hay ninguna imparcialidad, y es Pulitzer, no era ningún periodista progresista o de izquierda, o Ryszard Kapuscinski, este famoso corresponsal polaco, que decía que el periodismo no es neutral, sino que se posiciona a favor de los intereses de la ciudadanía; entonces, digamos, es una visión periodística falaz que, digamos, tiene en el fondo la función de defender un status quo neoliberal, patriarcal, extractivista, etcétera, etcétera.

El tercer obstáculo para el periodismo me parece que es todo este clima de desinformación, de noticias falsas, en el contexto de esto que se llama posverdad, digamos, donde el periodismo aparece también cuestionado, contaminado, invisibilizado, y entonces recientemente leía una encuesta realizada por una universidad en El Salvador, donde la mayor parte de la gente decía que no lograba diferenciar entre una información periodística real y una noticia falsa, entonces este clima de desinformación también representa ahora un obstáculo.

El cuarto, para ir rápidamente, tiene que ver con la prevalencia de gobiernos en la mayoría de nuestros países, Javier hablaba del de Macri, bueno, aquí en Centroamérica tenemos en Honduras, en El Salvador recién tenemos un presidente que es imitador de Donald Trump y tiene un estilo de gobierno autoritario, intolerante, entonces este tipo de gobiernos autoritarios intransparentes, que no rinden cuentas, que bloquean el acceso a la información, que rechazan la crítica periodística, eso representa también un obstáculo.

Y finalmente, en quinto lugar creo que podemos ubicar ya las carencias que tenemos propiamente como periodistas y como medios alternativos, carencias relacionadas con recursos, relacionadas con equipos técnicos, a veces relacionadas con formación y capacitación, relacionadas con falta de acceso a medios de comunicación.

Entonces creo yo que en esos cinco puntos hay una radiografía muy resumida de cuáles son, digamos, los obstáculos que tienen en este momento en el periodismo, y en la siguiente intervención podría quizás sobre esos mismos puntos ahora ya en clave de qué hacer, como decía Rosa Miriam al inicio.

Rosa M. Elizalde: Leonel has dado un punto de partida para algo que no pensaba abordar aquí pero creo que es importante, que es el tema de la hiperconcentración de los medios y lo que eso importa o decide frente a los problemas actuales del periodismo en la región.

En Cuba no ha habido un solo periodista asesinado en sesenta y dos años, el último fue el ecuatoriano, Carlos Bastidas, asesinado por un sicario de la dictadura de Batista después de ir a entrevistar a Fidel en la Sierra Maestra. Sin embargo, Cuba está en todas las listas que hacen las organizaciones que sirven al poder como país violador de la libertad de prensa y de la libertad de expresión; nosotros tenemos muchas hipótesis sobre por qué ocurre esto, pero una debe ser, sin dudas, la resistencia de Cuba a entregar los medios fundamentales de comunicación a la empresa privada.

Mi pregunta en este caso sería qué le dirían ustedes a quienes proponen como solución para los problemas del periodismo en Cuba o en la región, el hecho de naturalizar la propiedad de los medios de comunicación en muy pocas manos, y su financiación desde el exterior.

Paula Companioni: Pues realmente nosotros, como “Colombia Informa”, somos un medio de comunicación independiente también, que nos financiamos desde aportes, desde apoyos de organizaciones no gubernamentales, y también pues de comunidades populares, desde organizaciones que entienden en nuestro hacer comunicativo una forma también de construir políticas y de construir poder, desde ese punto de vista yo entiendo y defiendo que en un espectro amplio, que como decía el compañero Leonel, sean medios que defiendan la democracia, que luchen contra la demagogia, etcétera, creo que debe haber una posibilidad, o defiendo que debe haber una posibilidad de multiplicidad de voces, y esa multiplicidad de voces incluye, incorpora, el derecho a la comunicación, el derecho a la información de una manera global, y el derecho a que todas las personas puedan expresar lo que piensan, pero puedan expresarlo sacando la violencia de la política, como se dice muchas veces aquí en Colombia, y ese sacar la violencia de la política para nosotros y para nosotras significa no utilizar los medios de comunicación como una herramienta para el odio, y no utilizar los medios de comunicación como una herramienta para difundir también ideas que al final van en defensa de los mismos sistemas de dominación que existen en el mundo, tanto el sistema de dominación capitalista, que tanto se ha hablado aquí, desde una manera también leninista, como el sistema de dominación patriarcal o como el sistema dominación que está acabando con nuestra tierra, con nuestra madre tierra, con los derechos de la naturaleza.

En ese sentido yo creo que el tema no lo vería yo en el sistema de propiedad que tengan los medios o las organizaciones, sino en el sistema que también es ético, que también es moral, que también es político, de qué tipo de ideas se defienden en esos determinados medios, si esas ideas son para la emancipación yo creo que son necesarios y bienvenidos todos los espectros y todas las formas de comunicación que puedan existir, si son ideas para el sistema de dominación pues realmente no entran en un tipo de comunicación con el que nosotras y nosotros en “Colombia Informa” nos identifiquemos, ¿por qué?, por ejemplo, en Colombia el amplio espectro de la comunicación está en el poder de siete familias que son grandes empresarios y empresarias del país, y que son, su clave, su núcleo de la economía no está precisamente en el poder que tienen sobre esos medios, son banqueros, son terratenientes, ganaderos, son gente que ha hecho su fortuna acumulada desde incluso la colonia, u otros grupos, como el Grupo Gilinski, que es propietario de la revista “Semana” en estos momentos, que son grupos financieros internacionales, y uno se preguntaría por qué a esos grupos les interesa tener en su propiedad algo tan poco factible, hablando de negocios puros y duros, de números,  como algo como un medio de comunicación, pues porque estos medios de comunicación están enfocados en defender las ideas que al final hace que se respalden sus grandes poderes económicos, y sus grandes poderes económicos que financian el narco-paramilitarismo que está el poder ahora mismo en el gobierno, y que financian la violencia, y que han financiado los más de sesenta años de guerra, de conflicto armando que hay en el país, entonces esa propiedad, que puede ser una propiedad privada o una propiedad comercial, realmente está en función de defender a un sistema de dominación.

Hay sin embargo muchos otros medios, compañeros y compañeras de las calles, de las luchas, de la construcción de la comunicación popular, que como nosotras y nosotros son medios independientes, y que se la luchan, nosotras somos un medio de comunicación muy pequeñito que está ahora mismo en cinco regiones de Colombia, con la mayoría de personas que integramos el espacio trabajamos de manera voluntaria, y lo hacemos por el amor a lo que hacemos, pero también por la seguridad de las ideas que defendemos.

Entonces así como nosotras y nosotros hay muchos otros medios que se están, que están construyendo realmente lo que puede ser el periodismo de investigación o el periodismo de denuncia ahora en Colombia, porque los medios hegemónicos están ultraderechizados, y lo que se pensaba como el periodismo independiente en medios que pueden ser como El Espectador, El Tiempo, Semana, hoy no son otra cosa que una maquinaria de promoción y de propaganda burda del gobierno, y de ideas que realmente no están en pos de todas las personas en Colombia sino en pos de esos pocos empresarios que hoy gobiernan el país.

Yo creo que desde ese punto de vista, y como cubana también lo podría pensar, se podría pensar el tema de la comunicación ahorita mismo en Cuba, y el tema de esa guerra mediática que se está viviendo. Cierto que, como decía, el problema no es la propiedad, el sistema de propiedad, el sistema de organización de un medio, sino el problema está en qué ideas son las que se están defendiendo y para dónde, y al final, como también decía uno de los reportajes más emblemáticos del periodismo, que podría ser el del caso de Watergate, seguirle la pista al dinero, quien paga un medio es quien paga las ideas de ese medio, y bueno, pues por ahí creo que iría mi intervención.

Rosa M. Elizalde: Gracias, Paula, le cedo la palabra a Javier.  ¿Cómo tú enfocarías este asunto de la propiedad de los medios?

Javier Tolcachier: Yo creo que, por lo menos en la experiencia argentina y lo que veo en toda Latinoamérica en general, en los países donde gobiernan, digamos, gobiernos adeptos al capitalismo, es que hay una dictadura de los conglomerados mediáticos que ejercen en todos los casos directamente periodismo de guerra contra los gobiernos populares.

La censura de estas corporaciones a la libre expresión de un periodista, de un comunicador, es total, por lo que, como resultante, cualquier periodista que aspire a tener un cartel destacado en este cártel, tiene que saber que es un mercenario al servicio de este periodismo de guerra y del gran capital, esa es la realidad más allá de las declaraciones de la Sociedad Interamericana de Prensa, así que los comunicadores que desafían este poder fáctico tiene que arreglárselas, como decía Paula, de algún modo; o sea, cuando gobierna un gobierno progresista, como es el caso ahora en Argentina, tratan de ubicarse en algunas entidades del estado, en algunos pocos medios comerciales, que ven la posibilidad de una audiencia, digamos, también en el campo nacional y popular, pero sobre todo es una lucha por la supervivencia en medios digitales, cooperativas de comunicación, trabajando como encargados o asesores de prensa de sindicatos, de asociaciones, actuamos en el ámbito académico, en el sector de medios comunitarios, financiándonos con proyectos de fomento nacionales o, como dijo Paula, con algunos fondos de cooperación europeos, donde hay que estar muy atento, quién es el donante y con qué intención, haciendo consultorías, traducciones, dando talleres, pero sobre todo,  y esta es la característica más cercana a lo que nosotros hacemos como Agencia Pressenza, agregando una alta dosis de trabajo voluntario y militante, que es la principal característica de la comunicación contrahegemónica en nuestros países y en nuestra región.

Si bien el periodismo es por un lado una tarea bien vista y de cierto prestigio en la población, la realidad es que el periodismo contrahegemónico es una actividad no solo peligrosa sino inestable y precarizada.

Hacia el futuro yo quisiera señalar tres aspectos que me parecen fundamentales por lo menos en la realidad desde la que hablo, y que es, primero, luchar por una plena efectivización de leyes democráticas de medios en los países, es decir, que la pluralidad de voces de la que hablaba Paula sea un hecho respetado plenamente por el estado y no al servicio, obviamente, de intereses capitalistas o de intereses subversivos, pero sí al servicio de que la gente tenga canales de expresión reales; lo segundo, en cuanto al tema de la supervivencia de los periodistas nosotros abogamos, y no solo de los periodistas, de las personas en general, abogamos por una renta básica universal incondicional, es decir, nosotros creemos que la humanidad está en condiciones de dar a cada persona una subsistencia que le permita desarrollar plenamente sus capacidades humanas (…) pues es una forma de ampliar, digamos, y por supuesto, de liberar el importante potencial ideológico de la comunicación contrahegemónica.

Por último, abogamos por una alianza público-comunitaria que desplace en el campo comunicacional, pero también en el campo económico, al fatal concepto de asociación público-privada, que ha servido en nuestros países, digamos, para que las empresas privadas se introduzcan en negocios, digamos, correspondientes a la salud, a la educación, a la alimentación, en detrimento, digamos, de las cooperativas o de la economía comunitaria, que pensamos que es el futuro. Entonces este tema de una alianza en el campo de los medios entre lo público y lo comunitario fortalecería enormemente la pluralidad de voces y, digamos, sería el modo de contrarrestar la hegemonía de esta dictadura de medios corporativos.

Rosa M. Elizalde: Leonel, tu punto de vista aquí es…

Leonel Herrera: Mira, nosotros desde ARPAS y desde ALER hemos reivindicado siempre dos principios básicos que están detrás de esta idea de democratizar la comunicación; el primer principio es que la comunicación es un derecho de todas y de todos sin distinción alguna, es decir, todo el mundo tiene derecho de acceder a información, de poderse comunicar, de tener la posibilidad de a su disposición tener medios para hacerlo, la UNESCO habla que el derecho a la comunicación además es un derecho llave, es decir, un derecho llave porque abre la posibilidad, en tanto se ejerza el derecho a la comunicación se abre la posibilidad para el ejercicio de otros derechos, ese es un derecho fundamental, por eso es un derecho llave; y en segundo principio tiene que ver con que para el caso de los medios de comunicación tradicionales, audiovisuales, el espectro radioeléctrico es un bien público, es un bien público, no es una propiedad de las corporaciones, es un bien público que tiene que estar regulado y normado por el Estado, y que ese recurso público, que son todas las frecuencias de radio, de televisión, deben ser distribuidas de manera equitativa, de manera transparente, pensando en generar esta pluralidad y diversidad de informaciones, de opiniones, de voces, que ya se ha comentado; entonces desde esos dos principios de la comunicación como derecho, y el espectro como un bien público, es que hemos apoyado en diferentes países a través de nuestras asociadas nacionales políticas públicas, marcos jurídicos, que vayan en sintonía de estos principios, Javier comentaba el caso de Argentina, que se aprobó en 2009 la ley de servicios de comunicación audiovisual, que empezó a implementarse, luego con Macri se vino atrás, pero bueno, yo esperaría que ahora, en el contexto del nuevo gobierno pues se retome la iniciativa de esta ley, porque aprovecharon las corporaciones, el Grupo Clarín, este lapso con Macri para profundizar la concentración, creo que es urgente que se retome la ley; lo mismo pasó en Ecuador, se aprobó la ley orgánica de comunicación, que en este gobierno de Lenín Moreno dejó de implementarse, hubo un retroceso, ojalá que en caso de ganar el candidato progresista Arauz se retome esta ley, y así en otros países; acá en El Salvador impulsamos un pliego de reformas a la ley de telecomunicaciones, donde no se logró todo lo que planteamos pero que por lo menos logramos que a los medios de comunicación comunitarios se les reconociera y que se les incluyeran en el marco legal, porque estaban excluidos, aquí en esta región de Centroamérica todavía se persigue a los medios comunitarios, en Guatemala, en Honduras, se persigue a las radios comunitarias, por ejemplo, igual que sucede en Colombia, digamos, este contexto de represión de Colombia es muy parecido a Honduras, Guatemala, otros países en el sur como Paraguay y Brasil.

Y democratizar la comunicación ahora, y con esto cierro esta intervención, insisto, ya no solo tiene que ver con democratizar los medios tradicionales audiovisuales, tiene ahora que ver también con las plataformas y con las redes digitales, es decir, ya no es una lucha ahora nacional, con los estados nacionales, para que aprueben leyes, políticas, sino que también tenemos que lanzar esta lucha globalmente, articularnos globalmente para apelar a instancias como las Naciones Unidas, a que se busque regular a estas corporaciones,  que dan la idea de democracia, mucha gente tiene la sensación de que tiene acceso, de que le permiten expresarse, pero realmente el sueño democratizador de la Internet se acabó cuando las corporaciones tomaron el control, y entonces ahora lo que tenemos es un dominio de las corporaciones, es un tráfico de datos, bueno, Javier es experto en ese tema porque milita en este espacio ciudadano, de Internet ciudadana, entonces tenemos también que articular esa lucha con más fuerza, iniciativas como el Foro de Internet Ciudadana me parece que deben ser reforzados por toda la militancia global por el derecho a la comunicación, tenemos que sumar ahí, porque ya no es, insisto, sólo una lucha nacional, sino que es global.

Rosa M. Elizalde: Generalmente cuando hablamos de los derechos de la comunicación de nuestros pueblos, nos concentramos muchas veces en las políticas nacionales, sin relacionarlas con las escalasEstamos todos sostenidos por una red que es transnacional, y por lo tanto usted puede tener las mejores políticas públicas y no resolver el tema de la dependencia a la infraestructura sobre todo norteamericana, porque por allí pasan todos nuestros datos y porque allí están depositados los contenidos que generamos en la región. Hace unos años, el gobierno de Ecuador, de Rafael Correa, propuso en UNASUR un cable de fibra regional, que iba a permitir por lo menos atenuar esa dependencia. No se hizo, pero aún así eso no basta, porque si después los operadores de redes no se guían por políticas que puedan beneficiar a ese tráfico regional pues terminamos con correos enviados de Buenos Aires, por ejemplo, a Quito, que pasa primero por Miami.

Te agradezco, Leonel, que hayas introducido este tema y les pregunto: ¿qué deberíamos hacer en la región para concertar iniciativas o por lo menos desarrollar una serie de proyectos, que en caso de una nueva ola de la derecha, no pueda ser desactivada y genere espacios de soberanía real para nuestro continente?

Ya estamos en los quince minutos finales del debate, te cedo la palabra a ti primero, Paula.

Paula Companioni: Sí, pues frente a lo que vienen hablando, por ejemplo, yo celebro mucho que estemos teniendo este debate, este conversatorio, en Jitsi, que es una plataforma de software libre, y lo celebro porque una de las primeras herramientas que tenemos que usar los medios de comunicación digitales en estos momentos es la soberanía de los códigos abiertos también para casi todas las comunicaciones que podamos realizar, a eso le apostamos nosotras y nosotros en “Colombia Informa”, a utilizar; por supuesto no nos podemos salir de redes como Twitter, YouTube, Facebook, etcétera, para nuestro Instagram, para la difusión de nuestros mensajes, porque quedaríamos en un espectro que muy poca gente escucharía lo que queremos decir, lo que estamos diciendo, pero para nuestras comunicaciones sí optamos por redes de comunicación seguras, aunque por ejemplo, ahorita hablábamos de que Zoom está bloqueado para Cuba, yo lo celebro, yo celebro que Zoom, que es una de las plataformas que más denuncias de poca privacidad de las conversaciones, de las conversaciones, ha tenido, sobre todo a raíz de la pandemia y del alto crecimiento de los emprendimientos también en Internet, no funcione en Cuba, porque eso significa también un espectro pequeño de soberanía cibernética para las comunicaciones; cierto que, por ejemplo, que iniciativas como la de la Universidad de Ciencias Informáticas de Cuba, están en ese mismo sentido, de construir otra forma de comunicarse y de comunicar a través de Internet, y creo que esa es una de las primeras cosas que los medios de comunicación populares, me gusta más este término que alternativo, debemos hacer en la región frente a esta ola de arremetida de la derecha que hay, que definitivamente hay de la derecha, de la ultraderecha y de los espacios fundamentalistas y conservadores, una ola de conservadurismo.

Creo que otro de los puntos que yo defendería es la unidad, la unidad, decía Camilo Torres que era necesario insistir en lo que nos une y prescindir de lo que nos divide, y siento que eso es importante hacerlo para todos los medios de comunicación, porque nosotras y nosotros por mucho que queramos nunca vamos a tener el poder financiero, el poder tecnológico, y el poder también militar, que tienen en este caso la derecha y los medios de comunicación de la derecha, solos no vamos a lograr informar muchas cosas, pero si nos unimos logramos informar mucho, y en ese sentido es que nuestra agencia de comunicación también le apuesta a todos los espacios de unidad, no sólo en tener un chat, no solo en tener un espacio en el que difundamos las noticias, sino de unidad también de contarte a ti como yo estoy haciendo, para que a lo mejor te sirva y que lo puedas hacer, de contarte a ti cómo lo estamos pensando, para que a lo mejor ese pensamiento, esa idea política, también te sirva y lo puedas difundir dese tu pequeño espacio, y si yo no le puedo llegar a las comunidades en El Salvador, pues los compañeros de ALER pueden llegar, y si yo no le puedo llegar a las comunidades de Argentina pues los compañeros de Pressenza le pueden llegar, y lo mismo pasa con Cuba, entonces creo que eso, que cambiar los sujetos y cambiar las fuentes de donde bebemos también la información, y esa unidad hacerla, de que nosotras y nosotros somos una fuerza de construcción de la comunicación es otro de los puntos que diría.

Y la tercera cosa yo creo que debía ser también tener la capacidad de no parecernos y no querernos parecer a los medios de derecha, de tener también formas de construcción de nuestros espacios de comunicación que respondan a ese mundo mejor que no debemos construir, sino que debemos vivir ya, y que debemos hacerlo desde nuestros pequeños espacios de comunicación.

Siento que hay que vivir la revolución, que no hay que esperar a, y que en eso también la Revolución cubana es un gran ejemplo, que es un proceso en construcción, un proceso en vivencia, y que creo que esos tres puntos, el desarrollo de tecnologías y de formas de comunicación propias y libres, la unidad como punto político indispensable para poder tener cualquier tipo de matriz opinativa conjunta, y el construir estos espacios de comunicación, que son también espacios políticos y militantes, desde formas de relacionamiento que respondan a emancipaciones, que respondan a dignidades humanas, y que respondan también a ese mundo mejor que queremos construir, deben ser o pueden ser tres de las iniciativas que pueden ayudarnos a sobrevivir esta ola de arremetida de la derecha y del fundamentalismo.

Rosa M. Elizalde: Gracias, Paula. Solamente un comentario, por supuesto, no nos hacen el favor de bloquearnos Zoom; deberían dejarnos la capacidad de decidir a nosotros, por una propia decisión, qué plataformas usar o no. A veces se olvida que el bloqueo contra Cuba tiene muchos apellidos, y uno de esos apellidos es mediático y tecnológico. En este país más del ochenta por ciento de los servicios que cualquier internauta en cualquier lugar del mundo tiene y dispone, están bloqueados. Estoy pensando, por ejemplo, en un servicio como Google Code, que es tan importante para los desarrolladores de plataformas informáticas, todo eso está bloqueado, y por supuesto, los canales de comercio electrónico, porque una ley estadounidense decidió que Cuba no tenía derecho a recibir ingresos por esa vía, Sin embargo, por ejemplo, dejan abiertas servicios de intercambio de información, con algunas restricciones, en plataformas como Facebook o como Twitter, donde nos hacen permanentemente la guerra, y donde hay una asimetría brutal, con financiamientos incluso del gobierno de los Estados Unidos para generar la percepción de que existe un acompañamiento de una sociedad civil virtual a un sentido común contrarrevolucionario. Por lo tanto nosotros sí habíamos decidido, y por eso estamos usando Jitsi, que tiene código abierto, descargarlo en nuestras plataformas, y lo estamos usando mucho sobre todo para comunicarnos con los periodistas, no sólo con ustedes que están fuera de la isla, sino sobre todo con nuestros colegas en Cuba.

Javier, ¿qué nos comentas?

Javier Tolcachier: Sí, como ya están conversando, y tú lo anticipaste casi al principio de esta conversación, nos parece de máxima importancia instalar el campo digital en las banderas de lucha de la comunicación y los movimientos sociales, o sea, hacer conciencia, sensibilizar, analizar, fortalecer el espíritu crítico de las comunidades, sobre todo de los colectivos que están luchando, que quizás por un motivo de edad son migrantes digitales y todavía no están plenamente conscientes de lo fundamental y de lo estratégico que es dar esta batalla en el campo digital.

Hay que entender que esto es parte, digamos, del sistema capitalista, en su intento de reinventarse una vez más a través de las tecnologías, y hay un programa, ¿no es cierto?, que es conocido como el Gran Reseteo, reciente en Davos, que aspira a que con la creciente digitalización, y con un plan que tienen las corporaciones de capturar crecientemente distintos espacios multilaterales, convirtiendo espacios de diálogo multisectoriales, híbridos, en espacios de decisión, en realidad capturan al sistema internacional de relaciones y de gobernanza global, convirtiendo a la ONU en una especie de ONG financiada con fondos corporativos, entonces esto es una estrategia generalizada que obviamente da para mucho, no voy a comentar más ahora, pero lo que sí quiero decir en términos de salida es que nosotros tenemos que dar visibilidad a las propuestas alternativas al capitalismo, dar visibilidad a las propuestas tecnológicas alternativas, usarlas diariamente, perfeccionarlas, apoyarlas; muchos se quejan de que las herramientas libres tienen algunos defectos frente a las corporativas, claro, si las herramientas libres tuvieran los millones detrás que tienen las corporativas no tendrían esos defectos, entonces está en los pueblos también fortalecerlas.

Quiero decir que nosotros tenemos que colocar la imagen a futuro de una nación humana universal donde quepan todas y todos, donde quepamos todos los pueblos del mundo, y que desde la comunicación es preciso fortalecer el convencimiento de que otro mundo no sólo es posible sino viable, imprescindible e inevitable.

Por nuestro lado, como humanistas, como parte de la Agencia Pressenza, para derribar el muro que nos separa de esas mejores aspiraciones y del comienzo de una historia a escala humana, continuaremos forjando la unidad, la unión de todas y todos los humanistas del mundo, eso por nuestro lado, Rosa Miriam.

Rosa M. Elizalde: Gracias, Javier. Leonel, tú cierras la última intervención, hemos cumplido rigurosamente con el tiempo, y yo creo que se han dicho cosas muy importantes aquí.

Leonel Herrera: Bueno, suscribo todo lo que han planteado Paula y Javier, tus comentarios también, Rosa Miriam.

Yo creo que hay que exigir a los gobiernos políticas públicas, marcos legales, que aseguren el derecho a la comunicación, tanto a gobiernos conservadores como también a los gobiernos progresistas, hay que incidir y presionar a los gobiernos progresistas para que se tomen en serio la democratización de la comunicación, ubicarla como centro de una estrategia para cambiar nuestros países.

Por ejemplo, en Bolivia cuando tuvieron la oportunidad, con la nueva ley de telecomunicaciones que elaboraron tuvieron la posibilidad de no renovarle las concesiones a medios corporativos, y no lo hicieron, no lo hicieron, y luego estos medios fueron los que conspiraron, ¿verdad?, en el golpe de estado contra Evo Morales hace más de un año, entonces, porque las élites no ven esas concesiones de los gobiernos progresistas como un acto de buena fe y se quedan agradecidos por ello, sino que los utilizan como plataformas para conspirar contra esos mismos gobiernos, entonces hay que insistir con los gobiernos progresistas.

Yo creo que la lucha contra la desinformación, un poco retomando lo que les dije al inicio, ahora en clave de qué hacer, creo que es importante todos estos tema relacionados con la alfabetización mediática, con la verificación de información, esto de generar audiencias críticas pensábamos que era un concepto ya desfasado, pero resulta que ahora con todo este fenómeno de la desinformación en las redes volvemos a plantearnos la necesidad de darle elementos a la gente para que pueda defenderse de esas oleadas desinformativas.

Esto de reivindicar el periodismo ciudadano, yo quisiera cerrar con esto, reivindicar esto del periodismo ciudadano, que el periodismo, y no solo tratar de hacerlo nosotros, emplazar también a los medios tradicionales a que hagan periodismo de verdad, no hagan propaganda, porque el periodismo es eso, Lorenzo Gómez, que es uno de, un profesor español, uno de los más importantes teóricos del periodismo, él dice que el periodismo es la interpretación del presente social, y de nuevo, no lo dice un, lo dice un teórico del periodismo liberal, no lo dice un teórico progresista, y él dice: “El rol del periodismo es darle a la gente la información que necesita para entender su realidad y transformarla”, ese concepto es casi marxista, recuerdan las Tesis sobre Feuerbach, la necesidad de no solo interpretar la realidad sino que transformarla, entonces dice, ese es el rol del periodismo, darle a la gente la información que necesita para que interprete sobre su realidad y la transforme; yo creo que hay que reivindicar ese periodismo y hay que emplazar a los demás medios a hacer eso.

Yo no quiero abusar más del tiempo, quiero solidarizarme con Paula por la situación que hacen en Colombia, animarles, mi solidaridad con las y los periodistas de Cuba, con Javier, comparto plenamente el discurso final de Javier, que tenemos que unirnos bajo una causa común, ¿verdad?, queremos países más justos, más solidarios, pero también queremos un planeta, una nación común viable, sustentable, y así como vamos, vamos a ir al despeñadero,  ya como Fidel Castro lo anticipó en su célebre discurso en el ‘92 en Río de Janeiro, si no cambiamos esta perspectiva capitalista, neoliberal, extractivista, vamos al despeñadero, no hay más planeta Tierra; entonces creo yo que esta lucha global, común, es la que tenemos que levantar como bandera principal.

Rosa M. Elizalde: Muchísimas gracias,  ha sido un lujo para la Unión de Periodistas de Cuba y para el Capítulo Cubano de la Red en Defensa de la Humanidad tener este debate aquí hoy, en el contexto del   Jornada por el Día de la Prensa Cubana. Un abrazo y bueno, hasta pronto, compañeros.

Leonel Herrera: Muchas gracias, hasta luego.

Javier Tolcachier: Hasta luego.

Paula Companioni: Chao, gracias, hasta luego.

 

Fuente; Cuba Periodistas

Por REDH-Cuba

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