La visión es intuitiva, actúa en el corazón y en las entrañas. Cuba ofrece visión, una que no comienza en sus hombres ni tampoco en la simple causalidad de sus hechos históricos. Antes que padre, Cuba es madre. Así la nombraron, así la veneraron primero y para siempre nuestros ancestros originarios. Cuba: “gran tierra, bien sembrada”. Cuba comienza en amor. El amor de la Madre Tierra constituye nuestra fundacional raíz, nuestra matria cubana. Por eso la queremos. Por eso nos llama. Como madre que nos acogió, que nos enseñó el hablar, que nos vistió, nos alimentó. Así lo percibo, desde mis entrañas. Es lo primigenio, lo primordial y lo primero.

Igualmente, Cuba navega en su sueño mito-histórico. Su sueño patrio es dramático, lleno de héroes y heroínas, sacrificio, valentía, ideales. Es el proceso de la patria: libertades, espíritu y práctica de lucha. En la cubanía de sangre y formación se modelan como ofrendas las vidas, ejemplos y episodios de los grandes seres; los sublimes pensadores de acción patria, como Martí y Maceo, Gómez, Agramonte y tantos más con trayectorias en línea recta desde Hatuey y Guamá; historia esforzada que se repite como las fases lunares en interminable rebeldía. Por ahí se llega a la guerra de Fidel y la revolución, la era aún actual, de continuidad notable y extendida en el drama mito-histórico. Fidel y su revolución, quiéralo u ódielo cualquier cubano, es la fase histórica dominante, extendida en rebeldía y revuelo nacional soberano en frente del coloso americano: presión y peligro implacable como un buque de guerra enfrentando y golpeando a un sufrido y hambriento caimán.

Hay mucho más, siempre, incluyendo incomprensibles complejidades y contradicciones. El caimán es territorial y muerde a veces su propia cola, pero sin duda el daño extendido y penoso es unilateral. El daño que intenta y a veces logra deformar a una sociedad entera con su potencia e imponencia global es por parte del coloso de norte; y el siempre peligroso e innoble odio generado en Miami y desde Miami en todo el extranjero cubano, penetrando la política de derecha norteamericana y fortaleciendo innecesarias agresiones contra Cuba. Su única meta: causar cambio caótico, sufrimiento y hambre, la venganza en camino al cambio de régimen en la isla grande.

Las polémicas son interminables y raramente resueltas. Los odios hay que superarlos. Es eje central de la única estrategia lo que emerge desde el pueblo de Cuba y crece en nuestros hogares extranjeros. Movimientos de amor, los Puentes de Amor, crecen. Nos dicen que la familia cubana es buena y que debemos aliarnos al mensaje de amor familiar, y comentar que lo comunitario y la soberanía de nuestra existencia como cubanos se ubica en Cuba y desde Cuba.

Es el sueño de Cuba, herida y desdichada, el perseguir nuestra unidad, paz y resolución, recordando la enseñanza del Apóstol de que al caerse hay que levantarse, sacudirse el polvo y seguir andando. Es la promesa de Cuba, es su carácter, su representación y su única solución, buscando perennemente la vía posible de hacer las cosas bien entre nosotros. Sacudirnos el polvo unos a otros. Buscar nuestra paz interna, lograr la próxima fase de nuestra historia desde los últimos sesenta años, no descartando sino uniendo todas nuestras fuerzas, de afuera y de adentro, con Martí, con Maceo, con Hatuey y los ancestros y desechando, poco a poco pero con resolución, todo liderazgo antagónico y conflictivo, de todo lo que fomenta el odio.

No hay tiempo para odio, en eso no hay solución. Agradecemos a nuestro brillante sol, nunca nos abandona. El sueño de Cuba se desenvuelve y en la mañana la claridad dispersa a la neblina. Por ahí andamos. La Madre Tierra nos nutre. Soñar el sueño de Cuba es el deber de nuestras vidas.

 

José Barreiro, nacido en Cuba en 1948, es un novelista, periodista y activista estadounidense. Es reconocido como un defensor de la autodeterminación de la comunidad nativa y el desarrollo autóctono (indigeneidad). Se desempeñó como subdirector de investigación de historia y cultura y dirigió la Oficina para América Latina, en el Museo Nacional Smithsonian del Indio Americano. Barreiro es una figura pionera en el periodismo y las publicaciones entre los activistas y eruditos reconocidos de la política indígena americana y la experiencia indígena contemporánea. Vive en los Estados Unidos.

 

Por REDH-Cuba

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