Para Cuba el acceso a Internet no es solo una apuesta al desarrollo tecnológico y a la soberanía económica, es un acto de justicia social. Que sus ciudadanos de forma masiva tengan acceso a la red de redes, democratiza y empodera sus libertades individuales. La igualdad se expresa en el derecho de oportunidades de todos a acceder a ella y a emplearla sin distinciones ni restricciones de género, color de la piel, orientación sexual, origen nacional o social, filiación política, ideológica, cultural o religiosa; los límites están en las normas y políticas de explotación de las herramientas de la Web.

Se celebra que Internet no tiene patria, pero la sábana ideológica va quedando corta para cubrir la mentira de que no tiene dueños. Las mayores corporaciones de tecnología del mundo y miles de pequeñas empresas en formación (start-ups) tienen asiento en “Silicon Valley” (también conocido como Valle del Silicio), San Francisco, Estados Unidos. Es para el universo de las tecnologías, lo que Hollywood es para el cine mundial.

El sitio digital “infobae” el martes 25 de febrero de 2020 publicó, en una de sus páginas, un artículo titulado: “La lista de los diez multimillonarios más ricos del mundo”. Y seis (el 60%) son norteamericanos y “amos” de gigantes tecnológicos. Encabeza la lista Jeff Bezos, con un patrimonio de 142 mil millones de dólares, accionista mayoritario de Amazon, la empresa de comercio electrónico minorista más grande del mundo, que además es una plataforma para terceros, brinda servicios en la nube, produce y distribuye series y películas.

El número dos, con alternancia con el “Uno”, es Bill Gates, con una fortuna de 95 mil 800 millones de dólares y cofundador de Microsoft, la empresa fabricante de software (Windows) más grande del mundo.

El tercer “yanqui” y quinto en la lista de ese año es Mark Zuckerberg, con un capital de 65 mil 600 millones de dólares. Es el fundador y líder de Facebook, la empresa dueña de la mayor red social del planeta.

El número 8 de la lista es Larry Page, con un tesoro de 54 mil 800 millones de dólares. Es el CEO de Alphabet, la empresa paraguas detrás de Google y también cofundador de esa empresa, el motor de búsqueda más consultado del mundo, con aproximadamente 3,8 millones búsquedas por minuto.

El penúltimo de la lista de los súper ricos del mundo es Larry Ellison, con valores ascendentes a 54 mil 200 millones de dólares. Es el fundador y accionista principal de Oracle, y posee el 28% de la empresa de datos de Redwood City, cuya última ganancia anual llegó a USD 40.000 millones.

La suma del patrimonio individual de cada uno de ellos asciende a 412 mil 400 millones de dólares. Una cifra aberrante e insultante si consideramos que el producto interno bruto o las reservas internacionales de los 5 países más pobres del mundo no alcanzan esa cifra. Dicho de otro modo: cinco hombres son más ricos que cinco países.

Tal poderío financiero, económico y tecnológico es lo que “justifica” y revela la Dictadura que imponen estos individuos y sus emporios en el universo de la conexión digital mundial.

El periodista, investigador y escritor cubano Iroel Sánchez hizo alusión a esta realidad cuando refirió que “… para la mayoría de los internautas, internet es Facebook y Google, al igual que sistema operativo es sinónimo de Android o Windows. El 18 de mayo de 2012, una declaración conjunta de un grupo de organizaciones de la sociedad civil de cara a la reunión de Naciones Unidas en Ginebra, para la «cooperación mejorada sobre cuestiones de políticas públicas relativas a internet» apuntaba que «lo que fue una red pública de millones de espacios digitales ahora es, en gran medida, un conglomerado de espacios de unos pocos propietarios». Seis años después muchos hablan de las empresas Google, Amazon, Facebook, Appley y Microsoft (GAFAM) como el gigante que controla desde un solo país el espacio digital global”.[1]

Ello ha traído consigo, sin que muchos nos diéramos cuenta, de que nuestra vida cotidiana se encuentra permeada por la avalancha de numerosos contenidos en forma de textos, imágenes y sonidos, que inciden en nuestra identidad individual y colectiva. No es criticable el que sea así, al contrario, la Humanidad y su soporte tecnológico y cultural están en el nivel más alto de producción y socialización de su patrimonio material e inmaterial, lo condenable es que no todos tienen acceso a esas riquezas, porque más de un tercio de la población mundial sobrevive en condiciones de analfabetismo, semianalfabetismo e ignorancia funcional; aproximadamente un cuarto de la población del planeta no cuenta con los recursos, económicos, financieros ni la infraestructura educativa, científica y tecnológica para acceder o desarrollar estos beneficios, entre otras desventajas, porque les falta a determinados gobiernos voluntad e inteligencia política para incorporar en sus sociedades el acceso masivo y efectivo a la multi-Red digital.

No escapa de lo denunciable, el hecho de que la abrumadora mayoría de los contenidos de Internet responden a la lógica, la ideología y a los intereses de clase de los dueños de las poderosas empresas de la Red. Esta esencia está tan sutilmente escondida, tan magistralmente enmascarada, tan hipócritamente maquillada y tan brutalmente manipulada, que creemos que tener el derecho de navegar en las profundas aguas del océano digital mundial es un ejercicio de libertad e individualidad plenas o de democracia y sociabilidad incuestionables.

Al decir de la prestigiosa intelectual cubana Zuleica Romay, los grandes medios de difusión, en los que se incluye Internet en primer lugar, se han convertido en un servicio “de una poco visible, aunque omnipresente minoría, que continúan su faena de instauración de valores, códigos y símbolos pretendidamente universales… el sueño del capitalismo era estandarizar el consumo… la tarea del momento es homogeneizar las percepciones de la realidad, las aspiraciones y metas personales, las opiniones políticas y los criterios estéticos, en fin, el sentido de la vida.[2]

Nuestra forma de vivir y de relacionarnos en la “calle” está demostrando la existencia de una crisis de identidad, porque la “verdadera identidad de nuestras vidas”, la que “nos gusta” y “se parece a nosotros mismos” la estamos reflejando en el ciberespacio: relaciones sociales virtuales, nuevos “ambientes” familiares, institucionales, laborales, fraternales, comunales y hasta sexuales. También una engañosa libertad ideológica, política, religiosa y simbólica; cada vez más subordinada a la usanza y semejanza de los patrones y códigos de vida de los círculos del poder capitalista.

En libro del que fuera primer director civil de la CIA, en el periodo 1953-1961, Allen Dulles[3], “El Arte de la Inteligencia”, se expone lo que hoy pudiera considerarse como la primera plataforma programática, y en mi criterio, base ideológica para la dominación cultural mundial de los círculos de poder imperialista, encabezado por los Estados Unidos. En el panfleto se recoge sin cortapisas ni remilgos: “… sin que sea percibido (el tigre con garras de terciopelo), sustituiremos sus valores (hace referencia a la antigua URSS[a], hoy aplicable a toda la Humanidad) por otros falsos y les obligaremos a creer en ellos. Para lograrlo, tendremos que desprendernos de sentimentalismos y tonterías. Hemos de dejarnos de objetivos vagos y pocos realistas como los derechos humanos, la mejora de los niveles de vida y la democratización. Pronto llegará el día en que tendremos que funcionar con conceptos directos de poder. Cuantos menos bobadas idealistas dificulten nuestra tarea, mejor nos irá”.

Cualquier semejanza con la realidad no es pura coincidencia, sino irritante coherencia. El Mundo contempla humillado y con asombro cómo han desaparecido de las relaciones internacionales, ciertos derechos, obligaciones, prohibiciones, límites y normas para la convivencia pacífica y civilizada de las naciones. Sobre el Derecho Internacional pesan las botas de la arrogancia y la prepotencia imperiales de los círculos del poder capitalista. La ética y los valores morales en las relaciones entre Estados, asimétricos o semejantes, son considerados estorbos que hay que desgajar del cuerpo político, ideológico y diplomático del tambaleante multilateralismo. Esa omnipotencia se expresa como omnipresencia y su nuevo instrumento de dominación, que es Internet, no escapa del “sacrosanto mandamiento” anteriormente enunciado.

Más adelante (el panfleto) expone el cómo: “… de la literatura y el arte, por ejemplo, haremos desaparecer su carga social. Deshabituaremos a los artistas, les quitaremos las ganas de dedicarse al arte. La literatura, el cine, y el teatro, deberán reflejar y enaltecer los más bajos sentimientos humanos  sembrar e inculcar en la conciencia humana el culto del sexo, de la violencia, el sadismo, la traición. En una palabra: cualquier tipo de inmoralidad”.

Lo deprimente de esta realidad, es que la consumimos pasiva, conformista y hasta placenteramente, como si fuera el mejor guiso jamás ofrecido en la Mesa de la Historia Humana.

No podemos ser ingenuos políticos, además de pecado histórico contribuiría al desastre de la esperanza de reivindicación y emancipación humanas. Estados Unidos es potencia militar, tecnológica, económica, financiera y comercial; sin embargo, en esos frentes fracasa constantemente, en algunos tan estrepitosamente como en lo político, diplomático y moral, pero en los frentes ideológico, psicológico y cultural, no solo demuestra supremacía sobre la casi totalidad de países del mundo, sino que demuestra una efectiva hegemonía. Son los frentes de más éxitos y con esos trajes viste al mundo y, lo uniforma y dirige como a una gran orquesta universal. Solo unos muy pocos (poquísimos) países escapan de esos “trajes de fuerza”, pero, incluso, ninguno de ellos puede blasonar de ser inmunes o invulnerables a sus dañinos efectos y Cuba se encuentra entre esos pocos países disidentes.

El escritor, politólogo y analista de temas sobre medios de difusión, Ignacio Ramonet, fue uno de los primeros en desentrañar la esencia explotadora de los nuevos medios de comunicación con destaque en las empresas de Internet, cómo se mantiene en ellas el carácter estrictamente privado de la concentración de las riquezas, cómo sus dueños influyen de manera creciente en los círculos de poder político-militar del mundo y cómo la principal arma para lograrlo es la subversión de la mente y la manipulación de los intereses de quienes acceden al ellas (a las redes).

Es aún más significativo, porque logró desentrañar estos móviles y métodos ocho años antes de que fuera revelado en el documental The Social Dilemma, la propuesta de Netflix, del año 2020 y dirigida por Jeff Orlowski: “En realidad, el mecanismo del comercio de la información no consiste en vender información a la gente, consiste en vender gente a los anunciantes. Nosotros cuando consumimos la información somos vendidos a los anunciantes…Significa lo siguiente, la empresa que nos va a vender a los anunciantes tiene interés en que la gente que va a consumir esa información sea la más numerosa posible, es decir, cuanto más numerosa sea, más caro va a vender ese grupo de gente al anunciante, y para que sea muy importante ese número, el nivel de la información va a ser muy superficial…en una lengua muy reducida. Por ejemplo, el castellano es una lengua que tiene más de 40 000 vocablos; pero la información de amplia circulación se escribe con unos 600 a 800 vocablos, es decir, es un español fundamental, digamos, reducido a su mínima expresión… El sistema de información dominante es un sistema de información maniqueo, es decir, hay buenos y malos y, por consiguiente, en dos términos, muy elemental, de manera que cualquier desarrollo que se pueda hacer sea muy corto, muy breve, y que cualquiera lo pueda entender y, por consiguiente, se suprime todo tipo de matiz, y también, evidentemente, se va a insistir en el aspecto emocional —que es el que habla la gente— y no tanto en el sistema racional que supone la percepción de conceptos y de abstracción. En ese sentido, una noticia de gran información no debe ser abstracta y conceptual, sino que debe ser concreta y emocional.[4]

En otro momento de su análisis afirma: “…hoy la información es una materia prima… en el sentido de que las grandes empresas de información hoy son las que más dinero están ganando… si tomamos los últimos 15 años, las grandes empresas, las nuevas grandes empresas, las que han acumulado un capital bursátil excepcionalmente elevado, ¿a qué sector pertenecen? Pertenecen al sector de Internet. Miren, la entrada en bolsa de Facebook se hace a la altura de 15 000 millones de dólares. Cuando Google entró hace apenas tres años, entró a una altura de 4 000 millones de dólares… Cuantos más mensajes usted mande por teléfono de todo tipo, mensajes escritos, mensajes sonoros, mensajes icónicos, con imágenes, con videos, más dinero va a ganar la empresa. Cuanto más comunicación, en el sentido amplio de la palabra, más dinero ganará la empresa… Estas empresas pueden ganar más dinero simplemente con nuestras llamadas.[5]

Concluyendo su intervención nos revela el papel y lugar de estas empresas de internet y otras que se asocian a la red de redes: “¿Y el poder mediático, entonces? ¿Qué papel tiene el poder mediático en el sistema de la globalización? …el poder mediático en la globalización solo se puede concebir como el gemelo del poder financiero. ¿Por qué? Porque el poder mediático tiene la función, en la globalización, de decirles a los ciudadanos, ciudadanas que soportan la globalización que, en realidad, están viviendo en el mejor de los mundos posibles. Para decirlo de otra manera: el poder mediático funciona como el aparato ideológico de la globalización… ¿Y el poder político? En la jerarquización de los poderes hoy, el poder político está en tercer lugar; es decir, que en el marco de la globalización el poder financiero y el poder mediático dominan al poder político. Varios ejemplos: si ustedes en Europa hoy día se pasean de un país a otro, verán que la mayoría de los medios critican ferozmente, a veces, a los dirigentes, en cualquier país. Si usted va a Portugal, critican al Primer Ministro portugués; en España, al Primer Ministro español; en Francia, al Presidente francés, etcétera, y eso no era así antes. Entonces, la pregunta es: «Oiga, ¿los medios hoy tienen más libertades que antes?, porque en realidad no están teniendo reticencias al criticar a los dirigentes políticos». Pues la respuesta ahí también es no, los medios no tienen más libertad que antes, lo que ocurre es que los dirigentes políticos tienen menos poder que antes, y, evidentemente, los medios hoy día se aprovechan del debilitamiento del poder político, de la ausencia de voluntad política para atacar en nombre de los objetivos que se fija el poder financiero.”[6]

Para cambiar esta penosa realidad no bastan, ni mucho menos serían efectivas, la indignación, la desidia, el pesimismo ni el desaliento; hay que hacer una revolución, (que no es lo mismo que revolisco), o sea, cambiar, transformar.

Desde la definición fidelista, el punto de partida es el momento histórico y desde el tránsito dialéctico de la historia, cambiar todo lo que deba ser cambiado, pero colocando al ser humano y su hábitat natural y cultural, como alfa y omega del proceso transformador.

Para Iroel Sánchez un inicio transformador sería, desde una democrática gobernanza internacional tratar y concretar “…aspectos como la ciberseguridad, la construcción colectiva de contenidos, la protección de la privacidad, el uso responsable y ético de las redes sociales, la protección de los menores en los entornos digitales… asuntos sobre los que urgentemente nuestro pueblo debería ser instruido para hacer un uso creativo, crítico, culto y descolonizador de las TIC”.[7]

Continúa reflexionando el coherente investigador “Internet no es el problema, sino la desigualdad económica y social con que las hegemonías del mundo real se trasladan al espacio virtual, dinero mediante… ¿Qué solución hay ante eso para un país pequeño que pretende no ser dominado por la hegemonía estadounidense? ¿Huir de las redes sociales de internet, que ya forman parte de la vida cotidiana de miles de millones de personas, de la mayoría de los jóvenes y de un creciente número de cubanos?… Nuestra alternativa pareciera estar en poner en red nuestros valores, en preguntarnos si los cubanos portadores de ellos son los que más facilidades tienen para acceder a internet, en hacer que nuestros medios de comunicación y nuestras escuelas fomenten una cultura del uso de esas tecnologías que permita no ser manipulado y que los liderazgos institucionales, políticos y sociales están presentes y se articulen en la red a partir de una información oportuna y de calidad, que guarde relación con las expectativas y necesidades de los cubanos. Tal vez por ahí haya un camino consecuente con aquello que una vez nos dijo Fidel: «Internet parece inventada para nosotros».[8]

Si reconocemos, desde el método marxista “histórico-lógico-dialéctico”, que lo universal refleja lo singular y viceversa, entonces coincidiremos en que Internet y su entramado de redes socio-digitales es un fiel reflejo de la sociedad capitalista y neoliberal imperante. Desde ese punto de vista el teólogo dominico Frei Beto se cuestiona: “¿cómo superar hoy ese patrón de vida capitalista que, si no rige nuestro estatus social, muchas veces predomina en nuestra mentalidad? –Y responde: En eso a la educación le corresponde el papel preponderante. Entre otras cosas, porque la actual coyuntura no es proclive a los cambios estructurales por la vía del “asalto” al aparato del Estado. Eso no significa, como supone cierta parcela de la izquierda, que las revoluciones son hechos irrepetibles del pasado y, por tanto, ya no hay alternativa sino adaptarse al nuevo “determinismo histórico”: la hegemonía del mercado. La historia demuestra que han ocurrido cambios estructurales significativos sin un “asalto” al Estado, como fueron el paso del esclavismo al feudalismo y del feudalismo al capitalismo. Hoy, una de las armas más poderosas para superar el capitalismo es una educación crítica y cooperativa, capaz de crear nuevos parámetros de conocimiento y promover nuevas praxis emancipadoras. Es mediante la educación que se moldean las subjetividades que le imprimen significado a los fenómenos Sociales”.[9]

El 10 de febrero de 2012, durante más de nueve horas, el líder histórico de la Revolución cubana, Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, intercambió con más de una veintena de prestigiosos intelectuales del mundo, allí se decidió retomar el alerta que en 1992 lanzara Fidel en la Cumbre de la Tierra sobre el riesgo de extinción que amenaza a la especie humana.

En la lectura introductoria Zuleica Romay compendiaba algunos resultados, que de sistematizarse en la actualidad, pudieran contribuir a arrojar más soluciones a los problemas y conflictos descritos en este trabajo: “…una nueva página web (www.especieenpeligro.org)…contiene ya mucha información, muy buenas imágenes, artículos de opinión, entre los que se destacan sus reflexiones sobre el tema; documentos de reuniones internacionales, videos, en fin, Comandante, mucha información valiosa sobre estas cuestiones, que puede ser de gran utilidad para la causa de la defensa de nuestro ecosistema y de la imprescindible transformación de los modelos de consumo que el hombre ha adquirido…batalla que resultaría estéril sin la preservación de las culturas, valores y conocimientos creados por el hombre en toda su historia. No nos referimos, por supuesto, a las habilidades y saberes puestos en función de la dominación, el genocidio y la domesticación de las personas, sino al saber humanístico y a la ciencia socialmente comprometida, esa que toma al hombre como principio y fin de todos sus esfuerzos; a la ética y la solidaridad como pilares de las relaciones humanas; a la defensa de la identidad cultural de comunidades y pueblos; y a la relación armoniosa del hombre con la naturaleza”.[10]

Ignacio Ramonet nos invita a aprovechar las ventajas y fortalezas propias de Internet: “…la posibilidad que nos da Internet hoy día, o las redes sociales, a cada uno de nosotros de construir nuestra propia información, participar en la propia elaboración de la información como nunca hemos tenido la ocasión de hacerlo, aunque no creemos en la democratización general de la información, pero hoy disponemos de herramientas que nos permiten intervenir, que nos permiten modificar, que nos permiten en todo caso dar una opinión ya no solo pasiva, interna, sino participando a nivel general, y nos permite, precisamente, erigirnos como ciudadanos, como quinto poder capaz de hacer contrapeso a ese súper poder que se ha constituido recientemente”.[11]

Como Fidel, soy un convencido de que dentro de Internet tenemos que dar “la batalla con la verdad en la mano; porque no se trata de tener solo la verdad, o de poder hacerla llegar por una vía o por otra, sino la fuerza de esa verdad”[12], y esa “verdad hay que repetirla una vez, diez veces, cien veces, mil veces, si es que queremos que se difunda, si es que queremos que se conozca, si es que se conozca que se comprenda”.[13], porque “es mejor atrincherarse en la verdad, porque la verdad siempre triunfa en los hechos…”[14]. Esto, junto a ideas y acciones como las anteriormente expuestas, es en mi consideración lo verdaderamente revolucionario en las redes socio-digitales.

 

Notas:

[a]Unión de Repúblicas Socialistas Soviética. Primer Estado socialista del mundo. (1917-1990).

[1] Iroel Sánchez. “Redes sociales en internet: ¿qué hacer?”. “Cuba frente al buen vecino. Entre el contrato y la herejía”. Casa Editora Abril. La Habana. 2019. p.83.).

[2] Zuleica Romay Guerra.  “Palabras inaugurales en Encuentro del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz con intelectuales e invitados a la XXI Feria Internacional del Libro. Cuba 2012, efectuado en el Palacio de Convenciones, el 10 de febrero de 2012”. “Fidel Castro con los intelectuales. Nuestro deber es luchar”. Instituto Cubano del Libro. Editorial José Martí. La Habana. 2012. p. 14.

[3] Allen Dulles. “The Craft of Intelligence. (El Arte de la Inteligencia) (ISBN 1-59228-297-0)”. Wikipedia 2019 y citado por Antonio Barreiro en material teórico: “La Guerra Cultural y la subversión político-ideológica en tiempos de Guerra No Convencional”. Academia Máximo Gómez. La Habana. 2014. p. 16.

[4] Ignacio Ramonet. “Fidel Castro con los intelectuales. Nuestro deber es luchar”. Instituto Cubano del Libro. Editorial José Martí. La Habana. 2012. Pp. 19-26.

[5] Ídem.

[6] Ídem.

[7] “Informatización cubana: más allá de infraestructuras, contenidos y servicios”. “Cuba frente al buen vecino. Entre el contrato y la herejía”. Casa Editora Abril. La Habana. 2019. p.81.

[8] Ídem. Pp. 86-87

[9] Frei Betto. “Educación crítica y protagonismo cooperativo”. Conferencia CONGRESO PEDAGOGÍA 2015. ENCUENTRO INTERNACIONAL POR LA UNIDAD DE LOS EDUCADORES (publicación digital del evento). Pp. 7-8.

[10] Zuleica Romay Guerra.  “Palabras inaugurales en Encuentro del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz con intelectuales e invitados a la XXI Feria Internacional del Libro. Cuba 2012, efectuado en el Palacio de Convenciones, el 10 de febrero de 2012”. “Fidel Castro con los intelectuales. Nuestro deber es luchar”. Instituto Cubano del Libro. Editorial José Martí. La Habana. 2012. Pp. 11-14.

[11] Ignacio Ramonet. “Fidel Castro con los intelectuales. Nuestro deber es luchar”. Instituto Cubano del Libro. Editorial José Martí. La Habana. 2012. Pp. 26.

[12] Fidel Castro en “Fidel Castro con los intelectuales. Nuestro deber es luchar”. Instituto Cubano del Libro. Editorial José Martí. La Habana. 2012. P35.

[13] Fidel Castro. Discurso en el VI Congreso de la UJC. 4 de abril de 1992.

[14] Fidel Castro. Discurso en la sesión constitutiva de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en su V Legislatura. 24 de febrero de 1998.

Por REDH-Cuba

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