Dos siglos de agresiones, intervenciones e injerencias.

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A finales de julio de 2022 sesionó en Caracas, capital de la hermana República Bolivariana de Venezuela, el Coloquio Internacional sobre el Bicentenario de la Entrevista de Guayaquil, sostenida entre los dos grandes libertadores de Nuestra América: Simón Bolívar y José de San Martín. En un contexto excepcional de conmemoraciones bicentenarias, y repasando aquellos acontecimientos históricos por venir en el 2023, saltó de inmediato la necesidad de preparar un libro para analizar la historia de doscientos años de intervenciones militares, injerencias y agresiones de todo tipo que han sufrido los pueblos de América Latina y el Caribe por parte de Estados Unidos invocando directamente o bajo el amparo de la Doctrina Monroe.

Por su traumática connotación, el Bicentenario de la Doctrina Monroe obliga a dedicar intensas jornadas de debates y plasmar en todos los textos que sea posible las reflexiones y conclusiones sobre cuanto se ha mancillado, violado e ignorado la soberanía y la independencia nacional de Nuestra América. La obra que ofrecemos a los lectores no la consideramos un producto concluyente, sino una propuesta que nos facilite ese debate tan necesario y donde podrán encontrarse opiniones diversas, no siempre coincidentes. Hemos respetado los criterios de todos los autores, aun cuando podamos no coincidir con algunos de ellos. Tómese esta obra sólo como una motivación para impulsar otras tantas iniciativas académicas y, sobre todo, para que se mantenga viva la memoria colectiva. Para no olvidar

Tras su proclamación en diciembre de 1823, la Doctrina Monroe fue considerada por algunas figuras de la época como una reafirmación de la política aislacionista delineada por George Washington en su célebre discurso de despedida pronunciado el 17 de septiembre de 1796. Pero la historia de estos dos siglos de agresiones, intervenciones e injerencias, como bien reza el subtítulo de la presente obra, no avala la existencia real de una postura supuestamente aislacionista de Estados Unidos hacia América Latina y el Caribe. El aislacionismo que se quiso vender al mundo con la Doctrina Monroe, fue siempre con la intención de separar al hemisferio occidental de las potencias europeas y extracontinentales, para conseguir la hegemonía de Estados Unidos en Nuestra América.

Las todavía limitadas fuerzas con que contaba Estados Unidos en las primeras décadas del siglo XIX, no le permitieron hacer cumplir entonces esos verdaderos objetivos de la doctrina ya bicentenaria. A eso se refiere Juan Paz y Miño en el ensayo que da inicio a este libro, donde ofrece un pormenorizado análisis de las diferentes etapas históricas por los que ha atravesado esa política injerencista.

Según el historiador ecuatoriano, su primero momento, demuestra un americanismo imperfecto, pues no se frenaron una serie de intervenciones europeas en el continente. El segundo, respondió al expansionismo norteamericano ya en la época del imperialismo y sirvió para justificarla; mientras en el tercero consiguió la uniformidad del continente para avalar el anticomunismo de la guerra fría. El cuarto momento coincidió inicialmente con la difusión del neoliberalismo y deriva en crisis del americanismo-monroísta. Paz y Miño insiste en qué enla actualidad, el Latinoamericanismo ha pasado a ser la fuerza determinante de un futuro en construcción, ante un mundo que ha ido dejando atrás la hegemonía inequívoca de los Estados Unidos y camina a ser multipolar y pluricultura

Gary Prevost aborda también ésta larga historia de doscientos años, pero lo hace desde las perspectivas de las políticas exteriores aplicadas por Estados Unidos en sus sucesivos gobiernos. El especialista norteamericano complementa el enfoque de Paz y Miño que le precede en el libro, al describir el papel de la Doctrina Monroe en la política exterior estadounidense a lo largo del tiempo. En su enfoque, hace énfasis en las diferencias que revelan sus relaciones con los países de América Latina y el Caribe durante el siglo XIX, en comparación con las nuevas líneas abiertas desde 1898 con la violenta irrupción de los monopolios norteamericanos soportados por sus cañoneras y marines.

El propio autor hace un recorrido histórico-lógico por la historia de América Latina y el Caribe, avanzando por el Corolario Roosevelt, La Buena Vecindad, el escenario interamericano de la Segunda Guerra Mundial y después la guerra fría en nuestro continente, cuando ya se manifestó bajo la hegemonía global y hemisférica de Estados Unidos. Prevost se detiene en significativos acontecimientos que definieron las relaciones interamericanas de posguerra, entre ellos la Revolución Guatemalteca, la Revolución Cubana, la Alianza para el Progreso y el despliegue de la Doctrina de la Seguridad Nacional, con sus nefastas consecuencias para nuestros países. A continuación, coloca sus reflexiones sobre la Segunda Guerra Fría y el arco de crisis enfrentado por Estados Unidos en la cuenca del Caribe, para cerrar con la emergencia de un universo social y político contra-hegemónico que ha planteado un escenario continental muy diferente al existente con anterioridad, en la medida en que la resistencia ha pasado a convertirse en proyectos políticos concretos que, desde su diversidad, defienden la soberanía y la independencia regional.

Los siguientes trabajos del libro se refieren a estudios más puntuales sobre acontecimientos y procesos específicos, que fueron marcando escalones en esa construcción hegemónica hemisférica de Estados Unidos y, en definitiva, pasando a validar los reales objetivos perseguidos con la Doctrina Monroe. Así se presentan en secuencia el documentado análisis histórico que, de la pluma de Jaime Preciado Coronado, nos ofrece una nueva mirada hacia el Panamericanismo, como un eslabón básico de la Doctrina Monroe. El politólogo mexicano llama la atención en su estudio sobre el basamento filosófico-religioso que le imprime el Destino Manifiesto que nació “bajo los imperativos de la colonialidad del poder, así se dejará ver en la Declaración de Independencia y la Constitución de Estados Unidos. La marca de la esclavitud, del racismo y del supremacismo blanco orientará las doctrinas de política exterior del que sería el imperio hegemónico del largo Siglo XX.” Un dilema existencial que se siente profundamente enraizado y complejizado en la sociedad estadounidense de nuestros días.

El texto: “El 98: La Doctrina Monroe y el proyecto de hegemonía hemisférica de Estados Unidos” de Carlos Oliva Campos, propone develar las estrechas interconexiones de una sucesión de importantes acontecimientos históricos, que crearon las condiciones y a la vez trazaban el inicio de la construcción de la hegemonía hemisférica de Estados Unidos. El Panamericanismo, la irrupción de los monopolios estadounidenses en América Latina y el Caribe y la guerra imperialista por Cuba en 1898 contra España, escamoteando la independencia de la isla, marcaron los primeros pasos de ese proceso.

Ya iniciando el siglo XX siguió el injerencismo descarnado que se declaró con el Corolario Roosevelt (1904), fundamento formal de las despiadadas intervenciones militares bajo las banderas del Big Stick y la ocupación de Panamá, para la ejecución y control del estratégico canal interoceánico, validando el sueño del Mare Nostrum de Alfred Mahan. En suma, fue la gestación de la perfecta articulación entre los grandes monopolios y los marines norteamericanos. Esa sinergia, que resulta tan cotidiana en el accionar internacional de Estados Unidos a todo el largo siglo XX, ha sido reafirmada en nuestro mundo actual.

Rafael Cuevas en su texto subraya la atención sobre un problema crucial: los Padres Fundadores de la nación norteamericana siempre miraron al Sur de sus fronteras como una prolongación de su propio territorio. La “idea del Hemisferio Occidental”, el Destino Manifiesto, la Doctrina Monroe, todos desembocan en la “suprema” intención de imponer una hegemonía hemisférica. El propio escritor guatemalteco explica con detalles la evolución de la Doctrina Monroe de su aparente inicial carácter anticolonialista para derivar en la base política de una potencia expansiva e imperial.

América Central, es el área de América Latina y el Caribe que ha sido la mayor víctima de Estados Unidos desde el siglo XIX hasta la actualidad, pues ha padecido la más intensa frecuencia de agresiones, usurpaciones e injerencias estadounidenses, que Rafael Cuevas nos recrea con sus agudas reflexiones. En ordenada exposición son expuestos por él los impactos del Destino Manifiesto, el filibusterismo estadounidense, las “bananas republics”, y las inevitables reacciones de una insurgencia que fueron creciendo hasta estremecer al imperio durante la convulsa década de los años ochenta del pasado siglo. Además, su ensayo es en el libro como un texto bisagra entre los trabajos analíticos generales y los que siguen a continuación, que podrían denominarse como estudios de caso, generalmente sobre países específicos, aunque se incluyen dos textos que engloban subregiones desde una mirada estructural que los unifica.

Siguiendo el orden aparece después el imprescindible texto de Ignacio Medina Núñez, que ofrece un necesario repaso de la traumática historia sufrida por México, como primera gran víctima del expansionismo y la depredación física de su territorio por parte de Estados Unidos. Para el estudioso mexicano, con el caso de su países aprecia cómo se empezó a dibujar esta doctrina del imperio del Norte en el continente americano, deteniéndose en la valoración de la polémica figura del periodista John O´Sullivan, al parecer el gurú del Destino Manifiesto. Este fue el personaje que ofreció a los políticos estadounidenses la justificación filosófico- religiosa para defender la legitimidad de arrebatar a México el territorio de Texas y toda esa enorme porción de suelo mexicano que también depredaron. Medina Núñez hace una acotación sustantiva cuando nos señala que “las formas de dominación en el siglo XX y en el tiempo contemporáneo se han expresado ya no tanto en la apropiación de territorios físicos sino en la imposición de modelos y estrategias económicas como el llamado panamericanismo, que implican la subordinación de las economías y política de numerosos países a los intereses estadounidenses.”

Un caso parecido al de México, por la persistente agresividad e injerencia de Estados Unidos en su historia, es el de Cuba, al que se refiere el documentado texto “La fruta madura, preludio de la Doctrina Monroe”. Como indica el título, este artículo de Sergio Guerra Vilaboy aborda los tempranos apetitos expansionistas de Estados Unidos sobre la Mayor de las Antillas, que en gran medida impidieron que alcanzara su independencia junto a al resto de Hispanoamérica. El autor explica la estrecha relación existente entre la formulación de la política estadounidense de la espera paciente o de la “fruta madura” y el surgimiento de la Doctrina Monroe y pone detallados ejemplos de la oposición de los sucesivos gobiernos de Washington a su emancipación de España en el periodo de 1808 a 1830.

El siguiente texto que se ofrece en la obra, elaborado por Marcela Ramírez-Hernández, nos regresa a Centroamérica, pero concentrándose en la compleja realidad vivida por esa región durante la Segunda Guerra Mundial y hasta la década de los años ochenta del siglo pasado. La especialista nos reubica en la convulsión social que generó la Revolución Sandinista en Nicaragua y la férrea oposición que fue estructurando el gobierno de Ronald Reagan contra ese trascendente proceso socio-político de Nuestra América. También revisa todas las construcciones ideológicas que se levantan en la época, invocando los manidos temas del peligro comunista, la subversión cubano-soviética, la sacrosanta Seguridad Nacional de Estados Unidos amenazada, en verdad, su hegemonía regional y la vigencia de la Doctrina Monroe. Como bien recalca Ramírez- Hernández, en consecuencia, “el discurso político y la justificación a las acciones intervencionistas en Centroamérica emplearon como recurso retórico y marco ideológico una Doctrina Monroe reactualizada que, además de concordar con los intereses estadounidense del contexto, fue la amalgama de corolarios e ideas enarboladas por otros presidentes que reafirmaron la posición gendarme del imperio sobre el continente.”

Con su texto “El monroísmo por la hegemonía en el Caribe”, Marisleidys Concepción Pérez analiza los reajustes ocurridos en la política exterior de Estados Unidos hacia el Caribe insular, desde la proclamación de la Doctrina Monroe hasta la actualidad. Para ello, la profesora cubana aborda cómo inciden en las políticas estadounidenses los diferentes enfoques por los que han transitado las relaciones internacionales de Estados Unidos, del aislacionismo inicial al expansionismo y de ahí a las intervenciones militares sufridas en el siglo XX. La autora argumenta en su trabajo cómo el monroísmo ha estado siempre en el trasfondo de las políticas aplicadas por Washington, funcionando como el perenne centinela, el garante de su hegemonía en el área.

Un caso de estudio que no podía faltar en esta obra era el de Colombia, elaborado por David de Anda. El autor parte de afirmar que “la historia de Colombia es un ejemplo claro de esta sincronía entre los intereses de un imperio desalmado y los deseos integracionistas que su fundador Simón Bolívar no alcanzó a consolidar.” Destaca cómo la Doctrina Monroe y sus posteriores corolarios responden a las diferentes fases independentistas e integracionistas de América Latina, de afinidades, deslealtades y hostilidades. También nos llama a tener muy presente el sueño de Bolívar en medio de tan traumática historia e insiste en la necesidad de la unidad y la integración para poder enfrentar todos estos desafíos que nos agreden desde tan poderoso vecino.

Los siguientes dos textos del libro que presentamos a los lectores están muy conectados por derivarse de un mismo fenómeno la Doctrina de Seguridad Nacional, una construcción ideológica de origen estadounidense, aplicada sin límites durante los años setentas e inicios de la década siguiente. La misma se materializó con dictaduras militares que rompieron todos los precedentes, debido a los niveles de represión alcanzado y los métodos empleados, que les ganaron el calificativo de fascistas por parte de no pocos especialistas

Sandra Colombo explica cómo se reforzó la percepción de una embestida comunista a partir del triunfo de la Revolución Cubana, demonizando a numerosos movimientos políticos y organizaciones guerrilleras que luchaban por la liberación nacional, la democratización de sus sociedades y la reestructuración del poder económico. La autora reflexiona sobre diversas experiencias nacionalistas y de izquierda que se desarrollaron durante los setenta en Chile, Ecuador, Perú y Bolivia y como fueron reprimidos manu militari por el Departamento de Estado y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, entre otros actores convocados para gestar un depurado engranaje capaz de enfrentar y derrocar a todos los gobiernos considerados enemigos. La situación fue derivando hacia decisiones extremas, estableciéndose sangrientas dictaduras bajo el paraguas ideológico de la Doctrina de la Seguridad Nacional. Como parte de esa concertación transnacional de la ultra derecha surgió la Operación Cóndor, una entente conformada por las dictaduras del Cono Sur, calificada por Stella Calloni como un “descenso al salvajismo” que ofende a toda la Humanidad.

Concatenada con la suerte final de una de las más cruentas dictaduras de la llamada seguridad nacional, Leandro Morgenfeld aporta sus análisis sobre un acontecimiento que facilitó, a cuentas de la sangre del pueblo argentino, su caída definitiva, impulsando un “efecto dominó” hacia la democratización regional. Morgenfeld valora el papel que jugaron el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y la Doctrina Monroe en la Guerra de Malvinas, en un texto que retoma los debates actuales sobre ese pacto militar hemisférico, planteando algunos desafíos en el proceso de transición desde un esquema con eje en Washington hacia una organización de defensa de Nuestra América

El 25 de octubre de 2023 será recordado el 40 Aniversario de una nueva agresión militar de Estados Unidos contra nuestros pueblos, en nombre de la Doctrina Monroe. En este caso se trató de la intervención militar estadounidense contra una pequeña isla-nación del Caribe anglófono, Granada, donde había llegado al gobierno un grupo de jóvenes revolucionarios impregnados de disímiles imaginarios ideo-políticos, lamentablemente desunidos y realmente poco conscientes sobre la envergadura de Estados Unidos, como el gran enemigo externo a enfrentar.

La Revolución Granadina duró desde marzo de 1979 hasta el fatídico mes de octubre de 1983. Recibió mucho apoyo internacional. La generosa sangre cubana se derramó en suelo granadino defendiendo no sólo a su Revolución, sino al derecho de nuestros pueblos a ser independientes y soberanos ante ese imperialismo que nos hegemoniza, contra esa Doctrina Monroe que nunca debió existir. El autor ofrece otro texto suyo a esta obra para recordar y meditar, que invita a repasar las grandes lecciones para el movimiento revolucionario continental. Un llamado a la construcción sólida de los procesos de cambios sociales, políticos y económicos, bajo la imperiosa necesidad de solidificar consensos y defender la unidad de sus actores, como principal trinchera contra enemigos tan poderosos.

El libro cierra con un ensayo integrador de Sergio Rodríguez Gelfenstein que permite a los lectores comprender en toda su magnitud la importancia trágica que ha tenido para América Latina y el Caribe la perniciosa Doctrina Monroe. El autor parte de colocar una matriz que traza ésta historia de doscientos años de agresiones y confrontaciones, junto a la permanente contradicción entre Bolivarismo y Monroísmo. Nos lleva a abordar ésta problemática desde los marcos del “deber ser”. Debemos ser unidos, integrados. En la unión y la integración está la fuerza capaz de enfrentar y contener todos los intentos reales y fantasmagóricos de la Doctrina Monroe.

La inserción en la realidad venezolana, en el convulso contexto histórico en que Bolívar defendió y nos legó su inmensa obra, es imprescindible. El Libertador estaba inmerso en las batallas finales por la emancipación hispanoamericana cuando se proclamó la Doctrina Monroe. Bolívar era un hombre de su época, abierto a explorar todas las experiencias que ayudaran al futuro independiente por el que tanto había luchado. Pero la vida lo llevó a tomar pronta conciencia de lo que proyectaba Estados Unidos y así lo expresó y confrontó solo un año después en la convocatoria al Congreso Anfictiónico de Panamá de 1826.

Del ideario bolivariano llegó profundamente iluminado José Martí a esa Primera Conferencia Panamericana convocada por Estados Unidos. Ambos próceres se alzaron para defender a Nuestra América, convocar a su indispensable integración y alertar sobre los graves peligros que se avecinaban, los que de algún modo reseñamos en este libro a propósito del bicentenario de la perniciosa Doctrina Monroe, con la que el propio mandatario norteamericano Donald Trump pretendió justificar su fracasado cerco contra la República Bolivariana de Venezuela.

Carlos Oliva Campos

Coordinado

 

Por REDH-Cuba

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