Marx escribió en su obra magna que «El capital tiene horror a la ausencia de ganancias o a la ganancia demasiado pequeña, como la naturaleza al vacío. Conforme aumenta la ganancia, el capital se envalentona. Asegúresele un 10 por ciento y acudirá a donde sea; un 100 por ciento y es capaz de saltar por encima de todas las leyes humanas; un 300 por  ciento, y no hay crimen a que no se arriesgue, aunque arrostre el patíbulo.»

Podría aplicarse este razonamiento a la política exterior de Estados Unidos: con tal de preservar su imperio, enfrentado a una inexorable declinación, no se detiene ante ningún crimen, por alevoso que sea. Consiente y financia el genocidio en Gaza, alimenta la destrucción de Europa con una guerra en contra de Rusia que destruyó a Ucrania y desangró a Europa, y que ya está perdida; atiza el conflicto con China cortejando a Taiwán y, en nuestra región, refuerza la agresión en contra de Venezuela, con una enorme batería de Medidas Coercitivas Unilaterales (más de 900) y en contra Cuba, que ha resistido 65 años de agresiones en el marco de un bloqueo cada vez más integral, incorporándola a la lista de “países promotores del terrorismo internacional” según lo anunciara el hampón Mike Pompeo por orden de Donald Trump, un megamillonario dueño también de un extenso prontuario de robos, estafas y toda clase de delitos.

La “acusación lanzada contra Cuba es una infamia incalificable” pero que pese a su falsedad potencia extraordinariamente los devastadores efectos del bloqueo porque son poquísimos los bancos de cualquier país que consienten hacer negocios con un país acusado de ser el santuario del terrorismo y exponerse a una brutal represalia por parte de Washington. Esto se tiene que acabar y se va a acabar antes de lo que los imperialistas norteamericanos están pensando.

Por REDH-Cuba

Shares