Cuba atraviesa una transición muy delicada, con nuevas dificultades económicas vinculadas a las contingencias internacionales y en particular a la crisis del turismo como consecuencia de la pandemia, pero en última instancia engendrada o en todo caso agravada por el “boqueo” decretado hace más de 60 años por Washington, en un intento, que todos los sucesivos presidentes norteamericanos siguen persiguiendo con mayor o menor intensidad: separar al pueblo cubano, o al menos a una parte de él, de su Revolución. Una estrategia que no ha funcionado ni funcionará, pero que sin duda crea malestar y alimenta el fenómeno de la emigración como lo hizo hace tres décadas, cuando crecía el descontento social en La Habana y Fidel Castro permitió el histórico éxodo de 1980, que supuso la salida de 125.000 cubanos del puerto de Mariel en cientos de pateras, los llamados balseros. Y aún ahora vivimos un “Mariel silencioso”, un fenómeno migratorio que “saca de Cuba al 20% de los recién graduados”, explica el escritor Ernesto Limia Díaz, vicepresidente primero de la Asociación de Escritores de la UNEAC y miembro de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba, que en la embajada cubana en Roma conversó sobre el problema de la emigración cubana con el prof. Luciano Vasapollo, decano de Economía de la Universidad La Sapienza y cofundador del capítulo italiano de la Red de Artistas e Intelectuales en Defensa de la Humanidad, en presencia del director de FarodiRoma, Salvatore Izzo, en la foto.

“Cuba”, subrayó Limia Díaz, “no escapa a la tendencia mundial de la emigración. Pero tiene su situación específica debido al bloqueo y, además, en Miami funciona un verdadero centro de desinformación que inunda Cuba y el mundo con noticias falsas contra la Revolución y sus protagonistas. Sin embargo, sería poco realista pensar que es sólo la desinformación lo que lleva al 20% de los graduados a marcharse”.

Según Limia Díaz, “la subversión y el desarrollo de las comunicaciones alimentan y sostienen la batalla ideológica más formidable que ha tenido que enfrentar el país. No se gana con sectarismo ni con consignas. Lo que se necesita es audacia y la articulación de todo el arsenal forjado por la Revolución en sus universidades y escuelas, en cualquier latitud que se encuentre, porque el objetivo es unir incluso a todos nuestros aliados de izquierda que se toman a Cuba como algo personal”.

“La política persecutoria de Estados Unidos hacia Cuba”, denuncia Vasapollo, “fomenta la emigración clandestina para hacerla espectacular con fines políticos mediáticos, al tiempo que impide la emigración regular a EE.UU. y sobre todo pone en grave riesgo la vida de los emigrantes y crea problemas de seguridad interna en Cuba”. A este respecto, el profesor Vasapollo evoca “el dinamismo diplomático de Cuba en la escena internacional, que ha visto al presidente Miguel Díaz Canel realizar numerosos viajes internacionales en los últimos meses para tratar de hacer frente a la situación interna debida al Bloqueo, que, sin embargo, no ha afectado en lo más mínimo a la estructura de la sanidad y la educación públicas, lo que parecería un milagro, sino que es el resultado de una opción política básica del presidente y del gobierno cubanos de mantenerla, por supuesto, al más alto nivel de bienestar social”.

Según el decano de Economía de la Universidad de la Sabiduría, “esta fase económica oscura, aunque difícil, no puede equipararse, evidentemente, al período especial de los años noventa. Pero podemos señalar que como entonces, y más que entonces, la resistencia a la crisis económica ha producido una serie de formas de sobrevivir, debidas también a veces a la economía informal, debidas también a las diferencias de nivel de vida entre los que pueden hacer más uso de las divisas. Se detiene en una condición que precisamente se lee dentro de la resistencia de los cubanos, la resistencia heroica a este bloqueo infame y genocida”.

“En 65 años”, confirma Limia Díaz, “los adversarios de Cuba no han descansado ni un día de sembrar la confusión y la mentira. Estados Unidos ha invertido fondos multimillonarios para articular una plataforma entre los medios tradicionales y las nuevas formas de comunicación”, valiéndose de “muchas máscaras, organizaciones, periódicos, centros de estudio o centros de poder en los que se han encarnado y se encarnan estas estrategias”.
En este sentido, Limia evoca las palabras de José Martí sobre la fibra moral del pueblo cubano. Ante las crisis actuales, es necesaria la misma capacidad de resistencia, para oponerse de nuevo a “la aristocracia pecuniaria, que domina los periódicos, gana las elecciones y está acostumbrada a mandar en las asambleas”.

Los mercenarios de ayer y de hoy, movidos por el ansia de dinero, “son incapaces”, señala el escritor, “de calcular hasta qué punto han penetrado en la cultura política de los cubanos la independencia, la igualdad, el socialismo y el rechazo visceral a los abusos, las oligarquías y el imperialismo”.
Un concepto repetido, el 1 de enero de este año, por Miguel Díaz-Canel, el presidente de Cuba que recogió el testigo de una figura histórica como Raúl Castro, significando la continuidad de esos ideales. Ha llegado de nuevo el momento de rectificar. Rectificar es un proceso inherente a la Revolución”, dijo Díaz-Canel, refiriéndose a las dificultades que afronta la isla.

Licenciado en Derecho, especialista en “Análisis de la Información” y diplomado en “Migración Internacional y Emigración Cubana al Exterior”, “Economía Política” y “Gestión Empresarial”, Limia Díaz es profesor invitado del Centro Martin Luther King, donde ha impartido cursos y conferencias a profesionales y estudiantes universitarios estadounidenses y latinoamericanos sobre las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Basándose en su experiencia, sostiene que “detener el flujo migratorio sería imposible”. En su lugar, lo que se necesita es una “política inclusiva” y una continuación de las intuiciones de Fidel Castro sobre la excelencia en la preparación médica y universitaria en general. Impulsar la readmisión de aquellos graduados a los que sería un error obligar a no marcharse.

Vasapollo, por su parte, está convencido de que “Cuba siempre tendrá garantizado el modelo socialista con la vía de la autodeterminación y la soberanía política y económica”. La Cuba revolucionaria actual’, sostiene el decano de economía de la Universidad de la Sabiduría, ‘es una Cuba socialista que tiene su propio modelo bien caracterizado, su propia centralidad internacional e internacionalista, su propia perspectiva socialista revolucionaria obviamente autodeterminada, que sabe superar, y de hecho salvar, lo que son algunas contradicciones normales de todo proceso revolucionario, pero superando de manera excelente las dificultades momentáneas de algunas actividades productivas que el bloqueo en cambio quisiera mantener y hacer irresolubles’. A pesar del bloqueo genocida de los Estados Unidos, de manera increíble el pueblo cubano continúa una heroica resistencia antiimperialista, superando y destruyendo la infame coerción violenta de los imperios”.

Fuente: Faro di Roma

Por REDH-Cuba

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