El viernes 16 de este mes de junio de 2017, el gobierno de Los Estados Unidos dio marcha atrás a la política de normalización de sus relaciones bilaterales con la República de Cuba. Un paso que se inscribe en la vieja estrategia de confrontación radical con los gobiernos y pueblos comprometidos con la liberación nacional en el marco del derecho internacional.
Aunque en línea con la promesa electoral de desobamizar la política general de Los Estados Unidos, el gobierno del presiente Donald Trump ha dado ese paso exclusivamente por razones que tienen que ver con las contradicciones internas entre quienes verdaderamente dirigen la política mundial de ese país alrededor de la mejor forma de recuperar su hegemonía global, incluyendo en primer lugar sobre su pretendido “patio trasero”.
Contradicciones que en consecuencia se dan al margen del pueblo norteamericano, que en este caso, favorece mayoritariamente la normalización de relaciones integrales entre ambos Estados. Recogida esta voluntad popular por un número importante congresistas de Los Estados Unidos, y también por la mayoría de la comunidad empresarial, de todos los sectores económicos de ese país.
En este marco, la regresión de la política de normalización de relaciones bilaterales con el Estado cubano corresponde también a la voluntad imperial de recuperar su dominio-sometimiento absoluto de América Latina y El Caribe, que obligadamente para Washington empieza por Cuba, cuya revolución no ha podido derrotar durante casi sesenta años, ni siquiera con el infamante, inhumano e ilegal bloqueo económico-financiero.
Porque la revolución cubana es ejemplo estratégico de liberación para América Latina y El Caribe, y en general para todos los pueblos del Mundo. En consecuencia, la solidaridad con el pueblo y gobierno revolucionarios cubano es, como siempre ha sido, la defensa de los pueblos de América Latina y El Caribe comprometidos desde la primera independencia, hace doscientos años, con la lucha por su liberación. Ejemplo de lucha sostenida para todos los pueblos de la Tierra.
El Capítulo Nicaragua de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad rechaza el “Memorando Presidencial de Seguridad Nacional sobre el Fortalecimiento de la Política de Los Estados Unidos hacia Cuba” decretado por el presidente Donald Trump, y se suma a la “Declaración del Gobierno Revolucionario” anunciando su fracaso. Asimismo denuncia ante el mundo el recrudecimiento de la confrontación radical contra la liberación de América Latina y El Caribe, y en general contra todos los pueblos de la Tierra.
Managua, martes 20 de junio de 2017
Del capítulo nicaragüense de la Red de intelectuales, artistas y organizaciones sociales En Defensa de la Humanidad (REDH)
Aldo Díaz Lacayo, diplomático e historiador, vicepresidente
Diputado Edwin Castro Rivera, Jefe de la Bancada Sandinista de la Asamblea Nacional
Julie Aguirre, pintor
Luis Barbosa Chaverria, Central Sandinista de Trabajadores-CST “José Benito Escobar”
Sofia M. Clark, politólogo
Benjamín Cortés, Director Centro Estudios Teológicos, UENIC
Edgardo García, Asociación de Trabajadores del Campo, ATC
Karmen Garcia, pintora
Arnoldo Guillén, pintor
Francisco Lacayo Parajón, sociólogo
Rossi López, escultora y mosaiquista
Evelyn Martínez, primera actriz
Efrén Medina, pintor
Santos Medina, pintor, presidente Unión Nacional de Artistas Plásticas-UNAP
Norman Miranda Castillo, magistrado, internacionalista
Luis Morales Alonso, artista plástico
Orlando Núñez Soto, sociólogo
José Ortiz Bracamonte, alfarero
Ivania Paladino, historiadora y archivera
Sixto Ulloa, pastor Iglesia Baptista, Procurador especial de participación ciudadana-DDHH
Jorge Tablada, pintor
Telémaco Talavera, presidente Consejo Nacional de Universidades
Denis Torres, pacifista, Director Instituto “Martin Luther King”-UPOLI
Faustino Torrez, La Vía Campesina
Gustavo-Adolfo Vargas, politólogo