Fuente: Investigaction
Todavía ayer, Alex Anfruns, mi joven colega en Investig’Action, intercambiaba con François Houtart sobre la traducción de su último artículo publicado en nuestro portal. Y luego llegó la triste noticia! Sabíamos que tenía 92 años de edad, pero parecía indestructible. El choque es duro.
Vuelve a mi mente la imagen de François en aquel vuelo nocturno que nos llevó a La Paz, Bolivia, para una reunión de la red de “Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad”. Algunos amigos de esta red también estaban a bordo. François, como es habitual, trabajaba en un informe que debía escribir después de algún encuentro en un país que acababa de visitar. Un amigo latinoamericano me susurró discretamente :
– “Sabes cual es la diferencia entre Dios y François?
– No.
– Pues bien, Dios “está en todas partes”, mientras que François ha estado en todas partes!
Para disfrutar de la broma, había que conocer un poco a ese incansable trotamundos de la paz. A pesar de su avanzada edad, François no dejaba de surcar el planeta, sin dudar nunca en aportar su presencia, su apoyo, sus puntos de vista lúcidos y cálidos para todas las personas que sufrian, ya fueran los colombianos que luchan con las milicias paramilitares y escuadrones de la muerte, los nicaragüenses estrangulados por la agresión de Estados Unidos, los filipinos víctimas de crímenes contra la humanidad por sus diversos regímenes, los vietnamitas y muchos otros. A pesar de ser ambos de origen belga, cuando nos encontrabamos casi siempre era “en algún lugar del mundo.”
Hugo Chavez, quien inició estas valiosas reuniones de la Red de intelectuales y artistas, apreciaba enormemente a François, que desempeñó un papel motor, pero siempre discreto y modesto.
François Houtart era una verdadera conciencia moral del altermundialismo. Fundador del Foro Social de Porto Alegre, luchó enérgicamente para que las resistencias del Sur y del Norte pudieran conocerse, intercambiar libremente y cooperar en la resistencia al colonialismo bajo todas sus formas.
François también era un hombre sencillo, modesto y cálido. Cuando mi hija María murió en 2005, las palabras que me envió, él siendo un cristiano convencido, a mi un ateo convencido, fueron de las más bellas y reconfortantes.
François era, a mis ojos, mil veces más digno del Premio Nobel de la Paz que Barack Obama (!), La Unión Europea (!) y otros impostores.
Nuestro equipo de Investig’Action estaba preparando un documental sobre su vida y experiencia. Efectivamente me parecia importante mantener la memoria histórica de la obra de un hombre tan excepcional. Haremos todo lo posible para completar ese trabajo y darle un homenaje mil veces merecido.
Para que un mundo mejor sea posible, nos haran falta que se formen muchos nuevos François Houtart!
Adiós compañero !