…El primer tema forma parte de esa locura desatada pues, o sea, vivo o muerto. Recuerdo las películas aquellas de vaqueros, cuando pegaban allá en las puertas de un bar ¿no era?, recompensa, ¿cómo es qué es en inglés? la pegaban, vivo o muerto, wanted, vivo o muerto, bueno eso es un pillaje, un pillaje…
(Hugo Chávez, 23.08.11)
Hay una Europa que presume de sí misma ante el espejo, como la madrasta de Blancanieves. “Espejito, espejito de mi habitación, ¿Quién es la más hermosa de esta región?
Y cuando dice región, quiere decir el mundo entero. Y cuando dice hermosa, quiere decir moderna, civilizada, culta, avanzada, democrática y ejemplo a seguir por las naciones. Y además parece que se lo cree.
¿Lo es?
En su mirada alrededor, desde la altura de su autosatisfacción, siempre Europa tiende a pensar en los gobiernos del resto del mundo como atrasados, populistas o autoritarios. Gobiernos y países “a los que le falta mucho todavía”. Y sobre todo cuando no reconocen, o no se someten, a su hegemonía civilizatoria y a los intereses que ella representa.
Pero, he aquí que hay excepciones. Pues poderoso caballero es Don Dinero en el universo de la geopolítica.
Dependiendo del grado de poder económico de algunos países, y de los esquemas de relativa compatibilidad política que se imagine a conveniencia, ocurre que Europa establece entonces distintas escalas de apreciación, para ajustar su relación con ellos. Pues según quienes sean esos países, modera o apaga sus juicios hacia ellos como lo hace con Arabia Saudita o Israel. O llega a considerarlos socios confiables, tal como a Canadá, por ejemplo.
Y hay un caso especial muy destacado y único, que es el de los EEUU de Norteamérica, al que Europa coloca en la escala mas alta de su apreciación, y le hace un lugar en el espejito.
Aquí la madrasta, ciega de emoción ante un poder imperial que hasta ahora se ha demostrado más contundente, deja de lado algunas de las cualidades de las que presume, reales o supuestas, y mueve la cola como un perro sumiso para aceptar lo que EEUU dice, hace e impone.
Y en este punto es, justamente, donde comienzan a verse las abolladuras y malformaciones del rostro que devuelve el espejo.
¿Injerencia en asuntos internos de otros países? ¿Despliegues intimidantes de buques y aviones? ¿Amenazas de guerra o guerras efectivas? ¿Golpes de estado militares, parlamentarios o judiciales? ¿Asesinatos de personalidades? ¿Medidas coercitivas unilaterales? ¿Bloqueos comerciales y financieros? ¿Desconocimiento de las resoluciones de la ONU? ¿Terrorismo inducido?¿Paramilitarismo al servicio del negocio petrolero? ¿Bussines, bussines, bussines?
Europa calla. Calla y se hace cómplice. Calla y otorga. Calla y se suma. Calla e inclina la cabeza.
¿Recompensas por la captura de presidentes legítimos?
Me parece que a Europa, llegado este momento, ya se les están fundiendo los fusibles. Apagada la luz, quiero decir, apagadas las luces de la Europa que tanta estima tiene de sí misma, ya no hay imágenes en el espejo, ni siquiera borrosas. Lo que queda es soberbia en la oscuridad. Y un gramo de vergüenza que debe estar ahí, en el rincón de los secretos íntimamente ocultos, aunque jamás llegue a expresarse.
2 de Abril de 2020.