Desde el amanecer asalta la vida; alejada de los centros me regalo la cercanía con la naturaleza. Abro la puerta muy temprano y veo ¿de quién? dos caballos en mi jardín; sube ¿de dónde? esa casi invasión de carneros… Me miran confiadas las mascotas de casa: el independiente Musi de mis cuentos y la pequinesa robacorazones…

Mis numerosas amistades que aman las plantas y los animales sienten, como yo, que es casi un requisito para amar a la gente. En días de alejamiento del abrazo social estos seres vibrantes, inteligentes y leales, son a veces la única compañía, la única conexión con nuestra vocación gregaria. Nos hacen saber que el MUNDO sigue ahí.

El MUNDO está ahí. Miremos esa chispa que hay en todo lo vivo. Donde palpitan, también irrepetibles, las personas. Mire, cuide, tienda su mano. Seamos mejores…

Fuente: Cubadebate

Por REDH-Cuba

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