Cuando el Comandante Fidel Castro cumplió 80 años lo conmemoramos haciendo un gran concierto en la Tribuna Antiimperialista, con artistas nacionales e extranjeros. A cada rato sonaba el celular de su asesora, él, inquieto como solía ser, quería saber si había alguna novedad, aunque lo estaba mirando todo en vivo por la TV, pues se recuperaba de una cirugía. Nosotros festejábamos su cumpleaños.
Realmente, era el único que faltaba en la Tribuna. Fotos y abrazos. Cantábamos felices, entre tantos amigos de muchas partes, Francois Houtart intentó cantar una canción. Abel Prieto, entonces ministro de cultura, brillante, con su gracia pinareña, nos encantaba. “Un día no muy lejano todos aprenderemos el himno de Pinar del Rio”, nos decía y yo pensaba, no tengo la menor duda.
Aquella noche, llegamos a la conclusión de que su legado no se ajusta al concepto de que el futuro es una vieja idea.
Con su firmeza entregó a los cubanos la conciencia a través del saber, nos enseñó que es imposible cambiar la historia en profundidad, pero se puede transformar la vida cotidiana en extraordinaria – como nos dijo , El Che.
Fidel llevó a cabo junto a sus compañeros del Moncada, del Granma, y la Sierra Maestra, acompañado de su Pueblo, todos sus anhelos : alfabetización para todos, educación gratuita, salud pública impecable, desarrollo de la ciencia y la tecnología, mucho amor y cuidado y sobre todo amor a Cuba, sin límites. Es muy difícil no quererlo y no respetar su dedicación hacia el pueblo cubano, y la humanidad.
Ayer escuchamos lindos recuerdos de amigos como Leonardo Boff ,que nos paseó por la historia de sus largas charlas con Fidel, de Eric Nepomuceno, que un día en una cola cerca del Hotel Habana libre se cruzó de golpe con el Comandante que le dijo: págame un helado pues no tengo dinero en el bolsillo, con las anécdotas de Fernando Moraes, el querido escritor y periodista que no se quita su guayabera, ni su tabaco de la boca y que nos recordó su llegada a Nicaragua en el mismo vuelo que Fidel para la toma de posesión de Daniel Ortega, y que le presenta al Comandante a un metalúrgico sin dedo en una mano, un accidente de trabajo en la fábrica. Años más tarde, este obrero sería el único presidente brasileño que hizo al pueblo sonreír un poco – como decía Oscar Niemeyer… y qué decir de mi emoción por haber proporcionado a más de 6.000 personas tantos recuerdos, entre ellos los míos, llenos de una “saudade” inmensa.
Entre Sara González – con su voz haciendo llorar a los internautas con la bella y fuerte canción, “La Vitória” y la presencia de Rolando González, el Embajador de Cuba en Brasil, hablándonos sobre Fidel Castro, el eterno Comandante, sabiamente compartió con nosotros, con la peculiar emoción de un revolucionario que sabe lo precioso que es que todos sepan un poco más del “Caimán”, de la esperanza.
Gustavo Conde, el moderador fantástico de tantos encuentros , lleno de emoción nos dice que llegamos al final de la live oyendo al Maestro Felipe Radiceti tocar en su piano la bella canción para el Homenajeado, que por siempre irá cumpliendo años y los que estén en ésta dimensión lo celebrarán igual.
Fidel Castro Ruz, el joven de Birán, el Guerrillero del Tiempo, transcendió los horizontes, irradió los más noble valores humanitarios, será por siempre referencia de lucha, de creer en la humanidad, y de solidaridad.
Gracias Comandante.
Rio de Janeiro, 13 de agosto de 2020
Marilia Guimarães
REDH-Brasil