Dossier del capítulo cubano de la Red en Defensa de la Humanidad dedicado al 168 Aniversario del Natalicio de José Martí.
“De él recibimos igualmente su inspirador patriotismo y un concepto tan alto del honor y de la dignidad humana como nadie en el mundo podría habernos enseñado”.
Fidel Castro
29 de enero de 2003. Discurso pronunciado en homenaje al 150 aniversario del natalicio de nuestro Héroe Nacional José Martí.
José Martí, uno de los más grandes bolivarianos de todos los tiempos
Mensaje de Ernesto Villegas, Ministro del Poder Popular para la Cultura de la República Bolivariana de Venezuela, en homenaje al 168 Aniversario del Natalicio del Héroe Nacional de Cuba, José Martí
El Martí nuestro de hoy. Por Isabel Monal
Solo unos años nos separan de la gran conmemoración de la victoria de Ayacucho, el símbolo por excelencia del triunfo de buena parte de nuestro continente contra el colonialismo ibérico y, en consecuencia también, un hito referencial de la idea de una América Nuestra, de Nuestra América como de manera definitiva la llamaría José Martí; y es asimismo un jalón fundacional en la conformación de la idea de Patria Grande forjada por los grandes próceres de la independencia, la cual fue debatida, a su vez, durante largos años, y defendida por innumerables hijos preclaros quienes por dos siglos han sabido continuarla como un logro condicionante de las prolongadas luchas por la emancipación .
Martí, Fidel y la Nación Cubana. Por Mario Sanoja Obediente – Iraida Vargas-Arenas
Jose Martí, Apóstol de la independencia de Cuba, nacido en La Habana el 28 de Febrero de 1853, nos dejó una obra intelectual muy prolífica en la cual destaca como figura cimera el concepto de Cuba como nación libre e independiente. Para finales del siglo XIX, Cuba era todavía una colonia española que destacaba por la producción masiva de un alimento estratégico como el azúcar. Al mismo tiempo, para los españoles Cuba, y la Habana en particular, representaban un vínculo afectivo muy fuerte con el mundo hispanoamericano que se expresaba popularmente en el hermoso género de las “habaneras” que relataban y exaltaban la nostalgia del viajero por un paraíso perdido: “Cuando salí de La Habana, válgame Dios…, que se vino tras de mí, que sí señor…”
“Nuestra América,” de José Martí, una relectura necesaria, a 130 años de su primera edición. Por Marlene Vázquez Pérez
Martí nos convoca hoy, no solo a festejar sus natales, esa fecha entrañable para todos los cubanos de bien. Nos convoca, repito, porque su palabra se ha hecho imprescindible para quienes nos sentimos orgullosos de haber nacido en Cuba, y de formar parte de la gran familia nuestraamericana. Es este un momento propicio para aquilatar una vez más cuánto debemos a ese hombre, pequeño de cuerpo, pero inmenso de espíritu, que dio su vida en aras de la independencia de nuestra Patria.
Magnífico mundo. Por Guillermo Castro H.
La semblanza que hiciera Martí del filósofo y poeta norteamericano Ralph Waldo Emerson en 1882 – cuando tenía 29 años, y le restaban 13 de vida antes de morir en combate, el 19 de mayo de 1895- constituye uno de sus textos más hermosos, y una síntesis temprana de su visión del mundo. Esa hermosura le viene a la vez de la afectividad poética del lenguaje, y del papel que que en aquella visión desempeña la naturaleza en el mejoramiento humano y en nuestra capacidad para la virtud.
Provincializando el imperialismo estadounidense: José Martí, Nuestra América e internacionalismo revolucionario. Por Aaron Kelly
Provincialising US Imperialism: José Martí, Nuestra América and Revolutionary Internationalism. By Dr. Aaron Kelly
En su visionario llamado a la unidad continental, una unidad expansiva que se expresa como solidaridad en la multiplicidad, para luchar contra el creciente imperialismo estadounidense, José Martí vio el provincialismo complaciente como la barrera más grande para una conciencia revolucionaria despierta en Nuestra América:
José Martí Vs Anexionismo: ¿Una historia sin fin? Por Carlos Medina Viglilem
En el día de mañana se cumplen 168 años del nacimiento del “más universal de los cubanos”, José Martí. Tomado prisionero, juzgado a los 16 años y condenado a trabajar engrillado en una cantera, deportado a España y muerto en batalla a los 42 por soldados colonialistas, el 19 de mayo de 1895, no fue contra los españoles que Martí brindó los mayores esfuerzos, sino contra los Estados Unidos de América.
Poemas del Maestro
DOS PATRIAS
Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche.
¿O son una las dos? No bien retira
su majestad el sol, con largos velos
y un clavel en la mano, silenciosa
Cuba cual viuda triste me aparece.
¡Yo sé cuál es ese clavel sangriento
que en la mano le tiembla! Está vacío
mi pecho, destrozado está y vacío
en donde estaba el corazón. Ya es hora
de empezar a morir. La noche es buena
para decir adiós. La luz estorba
y la palabra humana. El universo
habla mejor que el hombre.
Cual banderaque invita a batallar, la llama roja
de la vela flamea. Las ventanas
abro, ya estrecho en mí. Muda, rompiendo
las hojas del clavel, como una nube
que enturbia el cielo, Cuba, viuda, pasa…
YUGO Y ESTRELLA
Cuando nací, sin sol, mi madre dijo:
Flor de mi seno, Homagno generoso
De mí y del mundo copia suma,
Pez que en ave y corcel y hombre se torna,
Mira estas dos, que con dolor te brindo,
Insignias de la vida: ve y escoge.
Éste, es un yugo: quien lo acepta, goza:
Hace de manso buey, y como presta
Servicio a los señores, duerme en paja
Caliente, y tiene rica y ancha avena.
Ésta, oh misterio que de mí naciste
Cual la cumbre nació de la montaña
Ésta, que alumbra y mata, es una estrella:
Como que riega luz, los pecadores
Huyen de quien la lleva, y en la vida,
Cual un monstruo de crímenes cargado,
Todo el que lleva luz se queda solo.
Pero el hombre que al buey sin pena imita,
Buey vuelve a ser, y en apagado bruto
La escala universal de nuevo empieza.
El que la estrella sin temor se ciñe,
¡Como que crea, crece!
Cuando al mundo
De su copa el licor vació ya el vivo:
Cuando, para manjar de la sangrienta
Fiesta humana, sacó contento y grave
Su propio corazón: cuando a los vientos
De Norte y Sur virtió su voz sagrada,?
La estrella como un manto, en luz lo envuelve,
Se enciende, como a fiesta, el aire claro,
Y el vivo que a vivir no tuvo miedo,
¡Se oye que un paso más sube en la sombra!
Dame el yugo, oh mi madre, de manera
Que puesto en él de pie, luzca en mi frente
Mejor la estrella que ilumina y mata.
AMOR DE CIUDAD GRANDE
De gorja son y rapidez los tiempos:
Corre cual luz la voz; en alta aguja
Cual nave despeñada en sirte horrenda
Húndese el rayo, y en ligera barca
El hombre, como alado, el aire hiende.
¡Así el amor, sin pompa ni misterio
Muere, apenas nacido, de saciado!
Jaula es la villa de palomas muertas
Y ávidos cazadores! Si los pechos
Se rompen de los hombres, y las carnes
Rotas por tierra ruedan, no han de verse
Dentro más que frutillas estrujadas!
Se ama de pie, en las calles, entre el polvo
De los salones y las plazas: muere
La flor el día en que nace. Aquella virgen
Trémula que antes a la muerte daba
La mano pura que a ignorado mozo;
El goce de temer; aquel salirse
Del pecho el corazón; el inefable
Placer de merecer; el grato susto
De caminar de prisa en derechura
Del hogar de la amada, y a sus puertas
Como un niño feliz romper en llanto;—
Y aquel mirar, de nuestro amor al fuego,
Irse tiñendo de color las rosas,—
¡Ea, que son patrañas! Pues ¿quién tiene
Tiempo de ser hidalgo? Bien que sienta,
Cual áureo vaso o lienzo suntuoso
Dama gentil en casa de magnate!
O si se tiene sed, se alarga el brazo
Y a la copa que pasa, se la apura!
Luego, la copa turbia al polvo rueda,
Y el hábil catador,— manchado el pecho
De una sangre invisible,— sigue alegre
Coronado de mirtos, su camino!
No son los cuerpos ya sino desechos,
Y fosas, y jirones! Y las almas
No son como en el árbol fruta rica
En cuya blanda piel la almíbar dulce
En su sazón de madurez rebosa,—
Sino fruta de plaza que a brutales
Golpes el rudo labrador madura!
¡La edad es esta de los labios secos!
De las noches sin sueño! De la vida
Estrujada en agraz! ¿Qué es lo que falta
Que la ventura falta? Como liebre
De vinillos humanos, esos vasos
Donde el jugo de lirio a grandes sorbos
Sin compasión y sin temor se bebe!
Tomad! Yo soy honrado, y tengo miedo!
New York. Abril.
CUBA NOS UNE…
Cuba nos une en extranjero suelo,
Auras de Cuba nuestro amor desea:
Cuba es tu corazón, Cuba es mi cielo,
Cuba en tu libro mi palabra sea.
HIERRO
Ganado tengo el pan: hágase el verso,
Y en su comercio dulce se ejercite
La mano, que cual prófugo perdido
Entre oscuras malezas, o quien lleva
A rastra enorme peso, andaba ha poco
Sumas hilando y revolviendo cifras.
Bardo ¿consejo quieres? pues descuelga
De la pálida espalda ensangrentada
El arpa dívea, acalla los sollozos
Que a tu garganta como mar en furia
Se agolparán, y en la madera rica
Taja plumillas de escritorio, y echa
Las cuerdas rotas al movible viento.
¡Oh alma! ¡oh alma buena! mal oficio
¡Tienes!: póstrate, calla, cede, lame
Manos de potentado, ensalza, excusa
Defectos, tenlos que es mejor manera
De excusarlos, y mansa y temerosa
Vicios celebra, encumbra vanidades:
Verás entonces, alma, cuál se trueca
En plato de oro rico tu desnudo
¡Plato de pobre!
Pero guarda ¡oh alma!
¡Que usan los hombres hoy oro empañado!
Ni de eso cures, que fabrican de oro
Sus joyas el bribón y el barbilindo:
¡Las armas no, las armas son de hierro!
Mi mal es rudo: la ciudad lo encona:
Lo alivia el campo inmenso: ¡otro más vasto
Lo aliviará mejor! Y las oscuras
Tardes me atraen, cual si mi patria fuera
La dilatada sombra. ¡Oh verso amigo:
Muero de soledad, de amor me muero!
No de vulgar amor: estos amores
Envenenan y ofuscan: no es hermosa
La fruta en la mujer, sino la estrella.
La tierra ha de ser luz, y todo vivo
Debe en torno de sí dar lumbre de astro.
¡Oh, estas damas de muestra! ¡oh, estas copas
De carne! ¡Oh, estas siervas, ante el dueño
Que las enjoya o estremece echadas!
¡Te digo, oh verso, que los dientes duelen
De comer de esta carne!
Es de inefable
Amor del que yo muero, del muy dulce
Menester de llevar, como se lleva
Un niño tierno en las cuidosas manos,
Cuanto de bello y triste ven mis ojos.
Del sueño, que las fuerzas no repara
sino de los dichosos, y a los tristes
El duro humor y la fatiga aumenta,
Salto, al Sol, como un ebrio. Con las manos
Mi frente oprimo, y de los turbios ojos
Brota raudal de lágrimas. ¡Y miro
El Sol tan bello y mi desierta alcoba,
Y mi virtud inútil, y las fuerzas
Que cual tropel famélico de hirsutas
Fieras saltan de mí buscando empleo;
Y el aire hueco palpo, y en el muro
Frío y desnudo el cuerpo vacilante
Apoyo, y en el cráneo estremecido
¡En agonía flota el pensamiento,
Cual leño de bajel despedazado
Que el mar en furia a playa ardiente arroja!
¡Sólo las flores del paterno prado
Tienen olor! ¡Sólo las seibas patrias
Del sol amparan! Como en vaga nube
Por suelo extraño se anda: las miradas
Injurias nos parecen, y el sol mismo,
¡Más que en grato calor, enciende en ira!
¡No de voces queridas puebla el eco
Los aires de otras tierras: y no vuelan
Del arbolar espeso entre las ramas
Los pálidos espíritus amados!
De carne viva y profanadas frutas
Viven los hombres, ¡ay! mas el proscripto
De sus entrañas propias se alimenta!
¡Tiranos: desterrad a los que alcanzan
El honor de vuestro odio: ya son muertos!
Valiera más ¡oh bárbaros! que al punto
De arrebatarlos al hogar, hundiera
En lo más hondo de su pecho honrado
Vuestro esbirro más cruel su hoja más dura!
Grato es morir, horrible, vivir muerto.
¡Mas no! ¡mas no! La dicha es una prenda
De compasión de la fortuna al triste
Que no sabe domarla: a sus mejores
Hijos desgracias da Naturaleza:
Fecunda el hierro al llano, el golpe al hierro!