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En momentos en que los pueblos de Nuestra América Latinocaribeña nos alistados para el inicio de las jornadas de celebración del centenario del natalicio del Comandante Fidel Castro, nos hemos propuesto la publicación del presente proyecto editorial de la autoría del entrañable compañero y amigo Germán Sánchez; un texto en cuyas páginas se da cuenta de los antecedentes del forjamiento de la alianza estratégica entre Cuba y Venezuela, así como del impacto de esta en favor de ambos pueblos y de otras naciones de la región, en correspondencia con el ideario del Padre Libertador Simón Bolívar y el Apóstol José Martí.

Se trata de un trabajo de un extraordinario valor testimonial, dadas las tareas desarrolladas por su autor como Embajador de Cuba en Venezuela entre 1994 y 2009; un período en el que, precisamente, nace y se desarrolla dicha alianza y durante el cual tuve el privilegio de compartir mucho con él y, no en pocas oportunidades, trabajar juntos en diversas iniciativas vinculadas al proceso de profundización de la cooperación bilateral, con mayor intensidad en los años 2004 al 2006, en los que fui designado por el Comandante Hugo Chávez al frente de la Misión Diplomática del Gobierno Bolivariano en la Isla, luego de las arremetidas golpistas de 2002 y 2003, y de cara al impulso de los cambios profundos que el líder bolivariano estaba decidido a emprender para la reconstrucción del tejido social de nuestro país, mediante la creación de las Misiones Sociales.

Fue este un cometido para cuya consecución las venezolanas y los venezolanos contamos con el invalorable apoyo de la Revolución Cubana y, de manera particular, de Fidel; quien junto a nuestro Comandante Eterno desempeñó además un rol de vanguardia en la impostergable y necesaria unidad de los pueblos de la región, entendida como una gran fortaleza para encarar el desafío y responsabilidad histórica que suponía la defensa de la dignidad, la soberanía y la independencia de éstos, en una coyuntura geopolítica sumamente compleja.

Tal y como destaca Germán en esta obra, desde aquella primera visita del Comandante Chávez a La Habana, en diciembre de 1994, el destino de Cuba y de Venezuela, y también el de América Latina y el Caribe, se transformó para siempre, luego de más de dos siglos de colonialismo y opresión; constituyéndose ambos líderes, pese a la incesante campaña antibolivariana y anticubana emprendida por el imperialismo con la complicidad de las grandes corporaciones mediáticas, en artífices de una nueva realidad en el continente, que hizo posible la derrota del proyecto neocolonizador del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y la consolidación 10 años después —en diciembre de 2004— del ALBA, hoy Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América—Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP).

Gracias al rol decisivo desempeñado por los Comandantes Fidel y Chávez

en el despertar de la conciencia unitaria de los pueblos de la América

Latinocaribeña, y por otros líderes y otras lideresas de la región, logró forjarse un contundente movimiento continental que cristalizó, además del ALBA-TCP, en otras instancias de cooperación e integración como Petrocaribe, la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC); conquistas en función de cuya defensa las latinoamericanas y los latinoamericanos, y las caribeñas y los caribeños, debemos trabajar muy duro.

De manera que, sin lugar a dudas, a Fidel y Chávez debemos en buena medida el desarrollo de una verdadera revolución en el continente, que tal y como lo expresara en el año 2009 el Comandante Eterno, “es permanente y …trasciende lo ideológico; es geográfica, geopolítica; es una revolución de los tiempos, una revolución moral; …una revolución necesaria”; y que, en definitiva, “es grande por el tiempo que carga por dentro, …por el espacio que abarca”.

Dicha revolución, está soportada en el más profundo y genuino sentir de los pueblos de esta América nuestra, que han continuado demostrando durante los últimos años —a pesar de la criminal arremetida imperial que trata de dividirnos y restablecer la hegemonía estadounidense en la región—su inquebrantable disposición de resistir y vencer; una disposición de lucha que está presente en la batalla que a diario libran los pueblos de Cuba y Venezuela con lealtad al legado de los gigantes Fidel y Chávez.

En esta batalla, que también es por la dignidad de los pueblos de la región, las Revoluciones Bolivariana y Cubana continúan desempeñando un rol de vanguardia, por lo que podemos señalar que, aún en medio de la coyuntura a la que hemos hecho mención antes, nuestra alianza estratégica continúa y continuará siendo expresión de la férrea voluntad de las latinocaribeñas y los latinocaribeños de rechazar la imposición de anacrónicas doctrinas supremacistas por parte del imperialismo y, al mismo tiempo, de hacer valer su derecho a transitar un camino alternativo al neoliberalismo y al colonialismo de nuevo signo; un colonialismo que pretende esclavizarnos ahora a través de intensos procesos de transculturización, del hambre, la miseria, el desempleo, la falta de vivienda, de educación y de salud.

Frente a esta pretensión, nuestras revoluciones, cada una atendiendo a sus peculiaridades y modelos propios, enarbolamos las banderas de la solidaridad a toda prueba legadas por los Comandantes Fidel y Chávez, cuyo ideario, obra y vida ejemplar hemos decidido honrar desde el Instituto de Altos Estudios del Pensamiento del Comandante Supremo Hugo Rafael Chávez Frías y el Centro Fidel Castro Ruz, en el marco del Convenio de Cooperación suscrito por ambas Instituciones en febrero del presente año, como signo de una amistad a toda prueba y del compromiso con la preservación y difusión del legado de ambos líderes históricos en favor de los pueblos cubano y venezolano, de otras naciones de América Latina y el Caribe, y más allá, con cuanta causa justa exista en el planeta.

Hoy como nunca es necesario que la desde muy jóvenes sembró en Fidel y Chávez ese compromiso de lucha por la justicia social, por el socialismo —siempre desde una perspectiva de lo nuestro, de construir un socialismo enraizado en el pensamiento de Bolívar y de Martí, un socialismo nuestroamericano—, siga convocándonos y sumando a las nuevas generaciones a la defensa de la causa humana; un cometido en función del cual esta obra del camarada Germán Sánchez está llamada a desempeñar un rol de suma importancia, en la medida en que nos presenta de una forma muy pedagógica y clara la tesis política, el programa y el constructo ideológico que animó permanentemente el accionar de ambos Comandantes, elementos que siguen siendo esencia de nuestras construcciones socialistas, y más allá, del empeño por la unidad de los pueblos de la América Latinocaribeña, y por hacer a la Patria Grande plenamente libre, soberana e independiente férrea pasión bolivariana y martiana que Latinoamérica y el Caribe siguen siendo una antorcha de esperanza para el resto del mundo. Aun cuando el imperialismo arremete ferozmente para recomponer su dominio sobre los pueblos de la región —con particular saña contra países como Cuba, Nicaragua y Venezuela—, las fuerzas revolucionarias del continente continuamos dando la batalla, inspiradas en el pensamiento bolivariano y martiano; un pensamiento que no es, parafraseando a nuestro querido cantor del pueblo Alí Primera, un pensamiento muerto, sino el eterno cabalgar de un sueño que debemos seguir edificando.

No se trata, además, de un pensamiento aislado; sino de un constructo que surge de la historia de nuestras luchas. Es el mismo pensamiento de Miranda, de San Martín, de Sucre, de O´ Higgins, de Sandino, del Che, de Manuelita Sáenz, de Petión, de Allende, de Artigas, de Eva Perón, de Torrijos, de Mariátegui, de Emiliano Zapata y Pancho Villa, de Garvey, de Túpac Katari, de Julián Apaza, de Bartolina Sisa, y de tantos otros hombres y mujeres que, como Fidel y Chávez, consagraron sus vidas por ese sueño: la liberación y la felicidad de nuestros pueblos.

¡Con Fidel y Chávez Siempre Venceremos!

Adán Chávez Frías

Agosto de 2025

Por REDH-Cuba

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