Miércoles, 22 de abril de 2020
Cesó la lluvia. Aquí la acera del bobo no es la del sol sino la de la sombra, donde todavía se siente el aire frío. Buscamos los espacios de sol como los viajeros buscan en el desierto las pocetas de agua. Ya hay hospitalizados en nuestro centro 34 pacientes, uno de ellos en terapia intermedia. La prensa italiana informa que hoy hubo 534 fallecidos de coronavirus, y que el país acumula 24 648. El total de casos diagnosticados desde el 21 de febrero, cuando se registró el primero, es de 183 957. Sin embargo, el Primer Ministro Giuseppe Conte anunció en el Senado y explicó, la decisión de reabrir gradualmente el país a partir del 4 de mayo. La estrategia incluye la obligatoriedad del uso de mascarillas y guantes, así como el mantenimiento de la distancia social. Reconoció que se habían producido «explosiones incontroladas de contagios» en residencias de ancianos, a los que se les prestará mayor atención y anunció el inicio del pesquisaje en los hogares.
En Turín esto se hará con el apoyo de la Brigada cubana. Muchas personas permanecen enfermas en sus casas, asintomáticas o con síntomas leves, y nunca han sido censadas o atendidas. También se dedicarán centros hospitalarios al cuidado exclusivo de los enfermos del covid-19. En sus palabras ante los constructores y trabajadores de la salud italianos y cubanos, previas a la inauguración del hospital, el Gobernador de Piamonte había reconocido las carencias de la medicina comunitaria en la Región e instaba a fortalecer ese eslabón sanitario: «mientras más respuesta haya en el territorio, menos respuesta será necesaria en el hospital».
Turín es una ciudad industrial con una alta concentración de obreros y emigrantes del sur. Fue la ciudad que acogió el liderazgo revolucionario de Antonio Gramcsi. Pero hoy, quizás porque el sol exacerba los sentimientos (y las convicciones), de regreso a la residencia atisbé en el viento una canción y enseguida descubrí a un joven universitario que la escuchaba en su pequeña reproductora, y la cantaba, sentado a la entrada de una residencia contigua a la nuestra: en la inconfundible voz de Carlos Puebla, aparecía en Turín junto al inesperado sol la canción «Comandante Che Guevara». Al pasar nos miramos, y sonreímos.