!Oh pesar! nos dejó físicamente el Comandante Fidel. Partió hacia un nuevo destino: la gloria eterna.  El gran luchador por la emancipación de los pueblos de América Latina y de África del  viejo y nuevo yugo colonial de los imperios, entró en una nueva dimensión, dejándonos una enseñanza de amor, devoción, coraje  y lucha para liberar de manera definitiva a nuestros pueblos y, hasta el final, continuó alertándonos sobre las letales amenazas  a la vida en el planeta.

Con extraordinaria sabiduría Fidel nos enseñó que gobernar para mejorar la calidad de la condición humana de los pueblos debe ser el norte de cualquier movimiento revolucionario. Ese mensaje, tal como el que ya había dicho el Libertador Simón Bolívar y llevado a la práctica el Comandante Hugo Chávez, esa forma de gobernar para el pueblo que inició el Comandante Fidel, ha servido de modelo para liberar de la pobreza y la ignorancia a millones de hombres y mujeres en América Latina y gran parte del mundo. Hoy nos queda a los venezolanos y venezolanas revolucionarios y chavistas continuar con su ejemplo, emular su continuado espíritu de lucha, marchar en la senda libertaria que nos legara no solo a las y los venezolanos sino a todos los pueblos oprimidos del mundo.

Su muerte ha removido recuerdos de nuestra adolescencia y juventud: escuchar a escondidas sus vibrantes discursos en los inicios de los años 60, con su voz brillante distorsionada por la estática de la prohibida Radio Habana, la cual sintonizábamos con muy bajo volumen, especialmente en una playa donde se oía mejor y estábamos alejados de los organismos represivos del Estado.

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Discurso en la Universidad de La Habana, 27 de noviembre de 1960. Foto: Cubadebate

Años más tarde, nosotros tuvimos el privilegio de conocer personalmente a Fidel en La Habana, en 1991, cuando asistimos al Congreso de ALAS. En ese entonces, gracias a la mediación de un gran amigo cubano, el Comandante Antonio Núñez Jiménez, tuvimos la extraordinaria oportunidad de participar en una cena que el Comandante Fidel daba en su comedor personal, en honor a un grupo selecto de intelectuales, científicos y artistas latinoamericanos, donde destacaban El Gabo, Toriello, Juan Bosch y Guayasamín, entre otros. Fidel compartió personalmente con cada uno de nosotros demostrando no solo una gran sabiduría y un profundo conocimiento de la realidad de nuestros países, sino también un extraordinario don de gente, lleno de buen humor y simpatía.

Desde nuestra temprana juventud Fidel se convirtió en el maestro, en el guía de nuestro ideal y nuestras luchas revolucionarias. De él recibimos no solo sus ideas sino también aprendimos de su constancia, su voluntad de lucha, su coherencia, su accionar internacionalista, su disciplinada vida de entrega, una vida dedicada a una praxis revolucionaria en cualquier lugar, en cualquier momento. Aquella maravillosa sensación de estar frente a él, de hablarle personalmente, de compartir ideas, se transformó en un nuevo y más fuerte estímulo a nuestra voluntad de seguir luchando por la liberación de nuestro país, a seguir enseñando, formando juventudes, investigando, para escribir una nueva historia revolucionaria del pueblo venezolano, distinta a la horrible narrativa histórica escrita por los vencedores.

Y así como nos sucedió a nosotros a nivel personal, Fidel —el “Hombre Época” como lo están llamando en esta hora de su partida física— y con él su Pueblo, el Pueblo cubano que hizo posible la Revolución Cubana, influyeron en toda América Latina, en todos los movimientos sociales, en la definición de sus objetivos de lucha, en todas las áreas de la investigación social y en la creación de nuevos conocimientos. Su influencia en las ciencias sociales fue determinante para la construcción de nuevos paradigmas. En el campo de la arqueología, la influencia de la Revolución permitió el surgimiento de la Arqueología Social Latinoamericana o Arqueología Marxista Latinoamericana que, como su nombre lo dice, puso el énfasis en conocer y explicar los procesos de participación de los pueblos en la construcción de su propia historia. En la construcción de conocimientos por parte de antropología social y la sociología, el cambio de paradigma histórico que despertaron Fidel y la Revolución Cubana, propició la revolución metodológica que supuso el método de la investigación acción, investigación para transformar la realidad, a partir del cual el Comandante Chávez desarrolló el método revolucionario de gobernar para transformar, lo que el actual gobierno bolivariano denomina El Gobierno de Calle.

El ejemplo de Fidel fue definitivo en nuestras vidas, nos hizo comprender que era posible construir un mundo más justo, que era necesario formar para lograr ese mundo más justo, que la dictadura del capitalismo como forma histórica, como creación humana, tenía ya señalada su fecha de extinción. Fidel, al igual que Lenin y Mao, tradujo las ideas de Marx en utopías posibles, pero en su caso, le dio al socialismo latinoamericano un método y una praxis específica. De allí se desprendió la concepción revolucionaria de nuestro Comandante Chávez, la corriente chavista que ha sido a su vez la nueva chispa que ha señalado el camino a muchos otros movimientos revolucionarios contemporáneos de América Latina, África y Asia e, incluso, de Estados Unidos.

Honor y Gloria al Comandante Presidente Fidel Castro Ruz.

Fuente: La Jiribilla