Miles de millones de dólares gasta Estados Unidos desde 1959, para deformar la realidad de la Revolución cubana, describiendo falsas historias de terror con el propósito de que su ejemplo no sea imitado por otros países, especialmente los latinoamericanos.

Campañas mediáticas sobre sucesos inexistentes creados por la CIA, como la muerte de Camilo Cienfuegos, discrepancias con Ernesto Che Guevara, fusilamientos masivos, represión a “disidentes” y muchas más, llenan páginas de diarios y revistas internacionales para confundir, pero la realidad se impone y las mentiras toman su camino.

Las grandes marchas del pueblo cubano para celebrar el 1ro de mayo, día de los trabajadores, son una muestra palpable del apoyo mayoritario de los cubanos a su gobierno y sistema político, algo muy diferente a lo que ocurre en muchos países del mundo, donde sus trabajadores no salen a las calles a celebrar, sino a protestar y son salvajemente reprimidos por la policía.

Respecto a esas golpizas brutales no hay cruzadas permanentes en la prensa, si acaso una mínima noticia que se diluye entre banalidades de la farándula o crímenes pasionales.

El 1º de mayo en Cuba fue una fiesta a lo largo de la Isla, prueba de que, a pesar de la guerra económica, comercial y financiera impuesta por el gobierno yanqui desde hace 57 años, el pueblo está unido y resiste estoicamente para no regresar al pasado de explotación, falta de trabajos, altos costos de educación y salud, discriminación de raza y sexo, diferencias sociales y otros males que fueron erradicados gracias a la Revolución que tanto odia Estados Unidos.

En Puerto Rico los trabajadores salieron a reclamar trabajo y apoyo a la reconstrucción de sus casas, la decisión del cierre de 300 escuelas, el restablecimiento del sistema eléctrico

y otros servicios básicos interrumpidos por dos huracanes desbastadores. Ese pueblo, que pacíficamente quiso marchar por las calles, fue reprimido con bastonazos y gases lacrimógenos que afectaron a decenas de personas, sin la menor piedad ni respeto a los derechos humanos.

Cuba jamás ha reprimido a las provocadoras Damas de Blanco, pero por solo levantarlas del piso cuando obstaculizan premeditadamente el tránsito, recibe una andanada de condenas de Estados Unidos y la Unión Europea.

Sin embargo, ahora que se constatan las imágenes de la represión policial en Puerto Rico y la detención de decenas de manifestantes, del que no se conoce su paradero y no hay una sola resolución del Parlamento Europeo condenando esas violaciones de los derechos humanos y la libertad de expresión.

En Tegucigalpa, Honduras, también hubo una fuerte represión con gases lacrimógenos y balas de goma contra los trabajadores que

marcharon exigiendo trabajo, tierras para labrar y denunciar el robo de las elecciones presidenciales, hecho apoyado por Estados Unidos en complicidad con la OEA y países de la región, que ahora dicen que no reconocerán las que el 20 de mayo celebrará Venezuela.

Otro tanto se observó en la democrática Francia, donde los trabajadores salieron a las calles para reclamar aumentos salariales, y otros beneficios sociales que el actual presidente Emmanuel Macron les ha recortado, como parte de los paquetes de medidas neoliberales del agrado de Washington.

Brutales fueron las golpizas de la policía contra el pueblo francés y la detención de ciento nueve manifestantes, pero el silencio del Consejo de Ministros de la Unión Europea y de su Parlamento, marcan la diferencia con los premios que le otorgan a unos cuantos asalariados de los yanquis, que dentro de Cuba viven del dinero que envían desde Miami.

A los cubanos no les importan esas condenas orientadas desde la Casa Blanca y el Departamento de Estado, su pueblo trabaja y se esfuerza por buscar soluciones a los problemas y rectificar errores cometidos, en pos de alcanzar niveles de vida superiores a pesar de la guerra económica que trata de ahogarlos.

La alegría contagiosa de sus marchas al compás de la música, demostró que no hay obligatoriedad alguna, como suele decir la propaganda anticubana desde hace 60 años. No se puede intimidar a millones de trabajadores, funcionarios, amas de casa, jubilados y a jóvenes estudiantes que tienen poder para decidir sobre sus vidas, gustos y prioridades.

Gústele o no a los mafiosos terroristas de Miami, los cubanos se sienten orgullosos de ser soberanos e independientes y por esa razón Ileana Ros-Lehtinen, pretende impedir que el Departamento de Estado les otorgue visas a los 400 artistas en actuarán próximamente en el Kennedy Center de Washington, para lo cual envió una carta a Mike Pompeo, recientemente nombrado como secretario de Estado, presionándolo con frases engañosas, a lo que sumó al gobernador de Florida.

Cada cual podrá sacar sus propias conclusiones, pero las imágenes no engañan y Cuba sigue su ruta indetenible hacia el futuro, a pesar de los planes yanquis para impedirlo, pues como afirmó José Martí: “Nada enseña tanto, ni prueba mejor, que un hecho concreto”.

 

Por REDH-Cuba

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