Se llama Elena Pinzario, y es rumana. Es la paciente de alta número 100. Tiene 52 años, no padece de ninguna enfermedad, salvo que el covid le produjo lesiones isquémicas en el intestino delgado. Le hicieron una ileostomía, la cual debe repararse a partir de los seis meses, en dependencia de su evolución. Su herida quirúrgica fue curada hasta que cerró completamente. Los exámenes complementarios evolucionaron bien. Se adaptó a la dieta inicial, pero ya la tiene libre.

Su esposo y sus dos hijos la esperan en casa. Solo que la casa no está en Italia. Hace apenas dos días su mamá falleció, eran las 2: 30 de la tarde. Eso lo sabe con exactitud su médico, el joven cirujano cubano Luis Miguel Osoria Mengana, de 30 años de edad, porque se lo dijo, unos minutos después, por WhatsApp. ¿Ustedes se escribían? “Sí, cuando yo estaba fuera de la zona roja me escribía, me decía si se sentía bien o mal, me preguntaba si tenía dudas o me pedía que entrara si creía que era necesario que la viera, me enviaba fotos”. Es operadora sanitaria (auxiliar de enfermería) y vivía en un apartamento que alquilaba junto a una compañera de trabajo. La pandemia, paradójicamente, le había ofrecido una posibilidad de trabajo en su vecina Italia. Pero enfermó de covid. La traen en silla de ruedas hasta la puerta, y cubanos e italianos la fotografiamos. Sabe que es la paciente recuperada número 100 y saluda, emocionada. Entonces aparece Luis Miguel, lo abraza y dice: “¡este es mi médico cubano!”.

Una hora más tarde cumplimos el rito, esta vez bajo una impertinente lluvia. La madre de Michele ha confeccionado una cinta blanca especial, algo más grande, con un 100 bordado en rojo. Ella fue la que preparó la tela que dio la bienvenida a la Brigada Henry Reeve en el Aeropuerto de Turín; la recortó de su juego de cama nupcial, un regalo de bodas. Los doctores Sergio Lavigni, director del Hospital y Julio Guerra, jefe de la Brigada cubana, colocan la cinta. No es el final, sino un nuevo comienzo. Una brigada se ha ido, y estamos más solos ahora, pero seguiremos peleando aquí, en Turín; si hay cura para la pandemia, tendrá que haber cura para este mundo loco.

Con su médico cubano Luis Miguel Osoria Mengana

Por REDH-Cuba

Shares