El 18 de octubre de 1967, en el discurso de Fidel Castro en la Plaza de la Revolución, en la velada solemne por la caída en combate de Ernesto Che Guevara dijo: “¡Che era un artista de la lucha guerrillera! (…) Podrá morir el artista, sobre todo cuando se es artista de un arte tan peligroso como es la lucha revolucionaria, pero lo que no morirá de ninguna forma es el arte al que consagró su vida y al que consagró su inteligencia”. Así Fidel expresaba metafóricamente la relación que hay entre el hombre revolucionario (en este caso el Che) con la obra (la Revolución).

¿Cómo continuar y consolidar la obra de la Revolución, cuando por más de seis décadas los Estados Unidos de América, la mayor potencia militar y económica del mundo, desde adentro y desde afuera de la Isla recurre a todos los medios para rendir de hambre al pueblo cubano?

La lucha revolucionaria del pueblo cubano no terminó el 1 de enero de 1959; esa fecha fue el principio de una nueva historia en la Mayor de las Antillas, fue el inicio de la construcción del socialismo.

Siguiendo con la metáfora de Fidel, ya son varias las generaciones de cubanos que han participado en la tarea artística de edificar la Revolución en medio de un criminal bloqueo económico, comercial y financiero.

Hace algunas semanas, los grandes medios de comunicación, la mayoría de ellos pertenecientes a la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), matriz para la creación de calumnias y mentiras contra los procesos antiimperialistas y revolucionarios latinoamericanos, difundieron a sus anchas que, en Cuba se estaba gestando la caída de la Revolución, y de eso, automáticamente se hicieron eco los medios nativos, donde la mayoría de sus “profesionales”, solo creen en “la” democracia, por supuesto, representativa, burguesa, liberal y capitalista; es gente que se desvive, deseando y colaborando con la implosión del gobierno cubano. Todo lo que atente contra él lo justifican. Ignoran que la Revolución cubana es una democracia socialista y, por lo tanto, popular, participativa, revolucionaria y antiimperialista.

Resulta que, en cuestión de segundos, el mundo creyó que las autoridades cubanas estaban persiguiendo a un grupo de artistas, restringiendo la libertad de expresión y limitando el derecho al tránsito libre. Como eso es lo que dicen los grandes medios de la SIP, entonces es “verdad”; por eso tenemos a los pueblos latinoamericanos desayunando, almorzando y cenando todas esas infamias contra la Revolución cubana.

Esta vez, el imperialismo y la industria contrarrevolucionaria de Miami tan interesados ellos en la cultura, fabricaron como artistas, al supuesto rapero Denis Solís González y a Luis Manuel Otero Alcántara quien ultrajó los símbolos cubanos, y coordina el mal llamado Movimiento San Isidro (“¡Movimiento!”, eso es significa otra cosa; imagino que asumieron ese nombre para referirse a la conmoción por el strip-tease que realiza Otero Alcántara bajo los efectos de las drogas). Las autoridades cubanas descubrieron que el objetivo de Solís González era atentar contra el pueblo a cambio de algunos dólares enviados por el grupo “Lobos Solitarios” radicado en el Sur de la Florida de los Estados Unidos. ¡Ah, pero de eso no dicen nada los medios de prensa de la SIP! No informan que el “artista” Solís admite tener relaciones con los terroristas de Miami para lanzar cocteles molotov e incendiar establecimientos públicos en Cuba, sin importar a quien puedan dañar.

Si eso sucede en cualquier otro país y las autoridades hacen cumplir la ley, entonces es correcto, es lo que procede. Ah, pero si las autoridades cubanas hacen lo mismo, entonces todos los medios de la SIP chillan. ¿No tiene Cuba derecho a defenderse ante estas amenazas y agresiones vinculadas directamente al imperialismo? “Cuba, claro, no es un Estado de derecho “burgués” sino socialista, por voluntad de su pueblo expresado en las urnas” (Ubieta, 2014:300), y como en todo Estado de derecho, cualquiera que infringe la ley debe asumir sus consecuencias.

Mientras la Revolución cubana enfrenta el estrangulamiento que el imperialismo insiste contra el pueblo, con más de 250 medidas tomadas por la criminal administración Trump (hoy en proceso de un posible segundo ‘impeachment’), la ley y las autoridades cubanas no pueden permitir estas provocaciones.

Así como ayer, cuando el cubanoamericano Luis Clemente Posada Carriles, connotado terrorista internacional protegido por el imperialismo, organizaba atentados, secuestros y asesinatos contra el pueblo y autoridades cubanas, y seguidamente se presentaba como artista exhibiendo sus pinturas y posando de artista, hoy, otros de su misma estirpe, respaldados también por el imperio, se esconden detrás del “arte”, para atentar contra la seguridad y la vida del pueblo.

No hay duda, que la Revolución siempre contará con millones de artistas como el Che.

Por REDH-Cuba

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