“Que siempre sea la consigna heroica de nuestro pueblo”
-Miguel D
íaz-Canel, acto por el 70 aniversario del asalto al Cuartel Moncada, Santiago de Cuba, 26 de julio 2023


La consigna de «Patria o muerte» ha sido más que reivindicada por la historia  y por la cohesión del pueblo de Cuba en torno a ella en defensa de su soberanía. El compromiso patriótico que acompaña ese clamor tiene mucho que ver con la realidad, con la expresión acompañante y la certeza de que ¡Venceremos! Es la que el Che denominó “nuestro grito de lucha y victoria”.

Durante las pasadas seis décadas esa expresión y disposición de lucha ha alcanzado el grado de fuerza material y devenido expresión de la voluntad y del accionar mancomunado de millones de cubanos.

Como sabemos la frase fue acuñada por el Comandante en Jefe en medio del ardor, la pasión y la fuerza con que asumimos uno de los momentos más dolorosos para nuestra patria: el vil atentado terrorista contra el vapor La Coubre en marzo de 1960 que costó la vida a más de un centenar de cubanos, a no pocos marinos franceses y otros.

En aquella ocasión Fidel expresó: “Y no solo que sabremos resistir cualquier agresión, sino que sabremos vencer cualquier agresión, y que nuevamente no tendríamos otra disyuntiva que aquella con que iniciamos la lucha revolucionaria: la de la libertad o la muerte. Solo que ahora libertad quiere decir algo más todavía: libertad quiere decir patria. ¡Y la disyuntiva nuestra sería Patria o Muerte!”.

Patria o Muerte no es elegir la muerte; es compromiso y voluntad colectiva, es afirmar la disposición de llegar hasta las últimas consecuencias para defender la Patria, lo cual significa defender la independencia, y el bienestar para todos, es decir para que todos vivamos con dignidad.

Lo dice también nuestro himno patrio: … “no temáis una muerte gloriosa que morir por la Patria en vivir”…. Y continua diciendo:
“En cadenas vivir, es vivir en afrenta y oprobio sumido”. Y aquellos mambises de cuyo seno surgió este himno no lo expresaban pensando en morir o pensando en el fracaso sino en el logro de la independencia patria.

La opción está clara: o sus hijos están dispuestos a defender la Patria, incluso hasta a riesgo de morir, o se pierde la Patria, la dignidad, la libertad, el derecho a vivir sin cadenas y a una verdadera vida: una vida digna para todos.

Esa disposición a jugarse la vida por un ideal patrio es y ha sido siempre la garantía de la dignidad y la independencia de los pueblos.

Y es frente a ella que el enemigo histórico de Cuba y su maquinaria de propaganda han pretendido en los últimos tiempos sin éxito proyectar la aparentemente simpática frase “Patria y Vida”. ¿Por qué les duele a enemigos y apátridas esa consigna; por qué esa aversión a las muestras de patriotismo del pueblo cubano?

Que abandonemos ese mandato y la voluntad de lucha es lo que esa frase encierra y persigue; una receta para que ciertamente no tengamos Patria, ni soberanía ni dignidad alguna.

Todos los cubanos, dondequiera que nos encontremos y porque amamos la vida, debemos rechazar el engaño. Nuestro José Martí, cuando organizaba la guerra necesaria, dijo: “Al patriotismo abandonado le sale moho. Y en tiempos de pelear no vale el moho”[1]

Hay mucho de patriotismo falso y pomposo en la engañosa frase de “patria y vida”. Aparentan estar por la vida al sumarse de hecho a los enemigos de nuestra nación e independencia, a quienes han estado atentando por décadas contra la subsistencia y las condiciones de vida de nuestro pueblo.

La frase que se nos pretende imponer como supuesta alternativa echa a un lado el elemento de compromiso y de voluntad colectiva de preservar la nación y sus valores que se expresan en el decir “!Patria o Muerte”. No es que el enemigo pase por alto el empeño que esa expresión encierra con la defensa de lo nacional y de la vida de los cubanos. Lo saben, pero les duele a esos desarraigados y a sus patrones norteños, y por eso tratan de desvirtuarla.

Y pretenden reemplazarla con una frase pretendidamente atractiva de supuestamente procurar tener a la vez – como todos queremos -,  la vida y la patria, como si esta y la soberanía no estuvieran en peligro si bajamos la guardia. Es una frase bonita, aparentemente sana, aunque algo insípida, que no pocos ingenuos compran como si fuera una buena y benevolente idea.

Realmente, la voluntad de sacrificio de sus hijos para obtener o defender la independencia ha sido un atributo de todos los pueblos que han aspirado a la victoria.

Si miramos al Norte, país que les sirve de referente a muchos de los impulsores de la consigna de marras y otros ingenuos que la repiten como papagayos, destaca allí la figura de Patrick Henry, uno de los llamados padres fundadores de Estados Unidos, brillante orador y figura prominente de la revolución de las 13 colonias. Ese patriota es recordado por su discurso “Give me liberty or give me death” (Denme la libertad o denme la muerte) en 1775.

Antonio Nariño, líder en las guerras contra España por la independencia de Nueva Granada (las actuales Colombia y Venezuela), escribió “La Patria no se salva con palabras, ni con alegar la justicia de nuestra causa. ¿La hemos emprendido, la creemos justa y necesaria? Pues a ello; vencer o morir, y contestar con los argumentos de las bayonetas”.

“Mejor morir de pie que vivir toda la vida arrodillado” afirmaba el muy destacado caudillo Emiliano Zapata, jefe del Ejército Libertador del Sur, durante la Revolución Mexicana. Fue también él quien afirmó: “el que quiera ser águila que vuele, y el que quiera ser gusano que se arrastre pero que no grite cuando lo pisen”.

Si miramos el pasado de nuestras luchas, miles de cubanos que hicieron posible nuestro nacimiento como nación lo hicieron con consignas como aquella de “independencia o muerte” y la convicción de que morir por la Patria es vivir.

En ella están estrechamente unidas las luchas por la Patria y por la vida. Siguiendo esa consigna nuestro pueblo se constituyó en adversario digno del gigante que nos pretende serviles.

Lo otro es sumisión, asumir la pequeñez rastrera del gusano (como dijera Villena[2]) y dejar que todo se hunda y vengan otros a medrar de nuestras doblegadas espaldas y saberes.

Y volvamos con José Martí, en su poema de juventud “Adbala” (1869):

Quien a su Patria defender ansia
Ni en sangre ni en obstáculos repara…

O veinte años después: “…hallo bien que en los días de amargura los hombres amen a su Patria hasta el sacrificio”[3]

No es por una especie de culto maléfico a la muerte o al sacrificio inútil por lo que se han batido miles de sus hijos en aras de la independencia patria. Nada más falso. Ahí está la obra de la Revolución centrada en el ser humano y empeñada en lograr toda la justicia social posible.

Es por la Patria y por la vida que desde 1959 levantamos valla y se ha  potenciado el coraje de nuestros hijos. En ello descansa la vida digna y verdadera en la Patria de todos, independiente y soberana.

Entonces, digamos, como habría dicho el Quijote, y con la adarga al brazo: “Deja que ladren, Sancho!


[1] Periódico “Patria”, Nueva York, junio 1892.

[2] Rubén Martínez Villena, reconocido intelectual y dirigente de la juventud, que en los años 1920-30 tuvo una participación decisiva en la lucha contra la dictadura de Machado y la condición neocolonial del país.

[3]  El Centenario de Washington, El Partido Liberal, México 1889

 

Fuente: Rebelión

Por REDH-Cuba

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