Alpidio Alonso, ministro de Cultura, junto a otros directivos, presidió el Encuentro Mundial de Poetas en Defensa de la Humanidad, como parte del 29 Festival Internacional de Poesía de La Habana


La obra Retrato a Fidel, de Guayasamín, ilustra la portada de Cantar de Alejandro.

El 29 Festival Internacional de Poesía de La Habana, que por estos días atomiza versos no solo a lo largo y ancho de la Isla, sino también desde predios virtuales de diversos continentes, celebró ayer, en el Centro Fidel Castro Ruz, el encuentro Mundial de Poetas en Defensa de la Humanidad, dedicado al líder histórico de la Revolución Cubana y a la lucha por la paz.

El indisoluble vínculo de Fidel con la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad (REDH), en tanto fuera su creador e impulsor, junto al Comandante Hugo Chávez y otras destacadas personalidades políticas y de la cultura, fue tema de un espacio conducido por el poeta Waldo Leyva.

Omar González, poeta, escritor y fundador de la REDH, recordó la diáfana relación de Fidel con los artistas e intelectuales, desde mucho antes de la creación de la iniciativa, en 2003. «Para entonces ya Fidel había recorrido un trecho», afirmó, y lo rememoró siempre prudente al emitir un juicio ante una obra de arte. «Su relación con la intelectualidad fue muy franca y de igual a igual», señaló.

Aludió al prominente intelectual mexicano Pablo González Casanova, también fundador de la REDH, quien diera a conocer, en la habanera Plaza de la Revolución, el 1ro. de mayo del mismo año, el propósito del movimiento, al dar lectura al llamamiento A la conciencia del mundo.

Seguro de que «la poesía es el mejor antídoto contra el odio», Leyva destacó el marcado interés de Fidel por conseguir que la cultura bajara y se encontrara con la gente, y René González Barrios, director del centro anfitrión, identificó al Comandante en Jefe como un poeta de la vida, por «la obra quijotesca e inmensa de haber cambiado este país de lo que era a lo que es». La Revolución Cubana no es otra cosa que una gran obra cultural, refirió.

Llegado el turno a los poetas, la sesión resultó una estremecedora experiencia en la que trascendieron ideas sabidas, y a un tiempo siempre nuevas, tales como la que sostiene que «los libros no cambian al mundo, pero sí a las personas», o la defendida por el brasileño Paulo Leminski: «En la lucha de clases todas las armas son buenas: piedras, noches, poemas».

Al podio llegaron las voces de Hussein Habash, de Kurdistán (con un poema como Nieve roja, de absoluta denuncia a la guerra); Pável Ugarte, de Perú (con palabras de homenaje al poeta y guerrillero peruano Javier Heraud, caído hace 60 años); Thiago Ponce de Moraes, de Brasil (con énfasis en la misión de los poetas de difundir la paz) y Pedro Enríquez, de España (las alianzas entre la poesía, la libertad y la paz).

De Cuba intervinieron los poetas Reinaldo García Blanco, con un texto dedicado a las mujeres que mueren en los conflictos armados; Julio César Sánchez, con profundas evocaciones al pensamiento humanista martiano, como también lo hiciera la doctora Marlene Vázquez, directora del Centro de Estudios Martianos.

Hacia los momentos finales, Alex Pausides, presidente del Festival, leyó una Declaración del Movimiento Poético Mundial, en la que se manifiesta la «preocupación y rechazo por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, y aboga por una salida pacífica en la que ambas naciones soberanas sean protagonistas». La cita concluyó con la lectura de poemas que integran el cuaderno Cantar de Alejandro, de la Colección Sur, un libro obsequiado a los presentes, en el que 26 poetas dibujaron con versos la grandeza de Fidel.

 

Por REDH-Cuba

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